Los abejeros | POY Latam

La desaparición y muerte masiva de las abejas no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, en los últimos años ha llegado a números alarmantes en Brasil. En tan solo tres meses durante 2019, al menos medio billón de abejas murieron repentinamente. Entre las principales sospechas se encuentra el uso indiscriminado de pesticidas. Las abejas son responsables de aproximadamente el 70% de la polinización de las plantas que se cultivan para la alimentación, y su muerte pone en peligro la agricultura y la seguridad alimentaria en todo el mundo. Para preservar estas especies, desde 2020, un grupo de agricultoras de Pernambuco, Brasil, ha combinado técnicas de mejoramiento genético con lo conocimiento ancestral para buscar formas sostenibles de crianza y protección de las abejas. Trabajando en asociación con la Universidad Federal Rural de Pernambuco, ellas se convirtieron en las primeras apicultoras de la región, un trabajo hasta ahora realizado solo por hombres. Hoy, de sus lotes brotan flores, frutos y miel de alta calidad sin pesticidas. El grupo de mujeres se reúne con los científicos en el colmenar del Assentamento Ximenes, en Barreiros, Pernambuco, para analizar el comportamiento higiénico de las abejas Apis criadas por las apicultoras. Si se siguen las buenas prácticas, el mejoramiento genético puede aumentar la productividad de la colmena hasta en un 50% durante tres generaciones, según un estudio publicado por la Universidad Federal Rural de Pernambuco.

Sônia Maria da Silva, una de las apicultoras de Assentamento Ximenes, Barreiros, Pernambuco. Muchas personas que ahora viven en el asentamiento tuvieron que dejar sus casas, sus cultivos y sus animales, y fueron reubicadas en 2013 como resultado de un proyecto de modernización y ampliación del puerto de Suape. El asentamiento está en medio de una plantación de caña de azúcar que frecuentemente se inunda cuando llueve. No hay carreteras asfaltadas, escuelas ni centros de salud, y muchas de las viviendas son precarias.

Izquierda El polen de las flores que alimentan a las abejas visto bajo el microscopio en el campus de estudios avanzados de la Universidad Federal Rural de Pernambuco. El polen de cada tipo de planta tiene una forma única y brinda pistas sobre la región de donde proviene la miel. Derecha Miel extraída directamente de una colonia de abejas uruçu nativas de Pernambuco. Las abejas nativas no tienen aguijón y cualquiera puede tenerlas en casa. Además del cultivo de las abejas Apis, la Universidad también enseña el manejo de las abejas nativas

Las apicultoras Maria Iraneide dos Santos, Sônia Maria da Silva y Alice Virgínia Gouveia van al colmenar del Asentamiento Ximenes a recolectar muestras de abejas para llevar a la Universidad local. El monitoreo constante de las colmenas permite incrementar la producción y ayuda a aumentar los ingresos de las productoras rurales.

Un ala de abeja vista a través de un microscopio durante un análisis en el campus de estudios avanzados de la Universidad Federal Rural de Pernambuco. Durante las pruebas se evalúa la calidad de la miel y la salud de las abejas. Por su calidad genética, las abejas brasileñas casi no tienen ácaros ni hongos, y producen miel de excelente calidad.

Sônia Maria da Silva, una de las apicultoras del Asentamiento Ximenes, en Barreiros, Pernambuco. Además de cuidar del colmenar, trabaja como agricultora y artesana.

Diferentes especies de flores recogidas de casas y jardines de las apicultoras en la Zona da Mata, Pernambuco. De modo a atraer más abejas, ellas empezaron a plantar más flores en el entorno de sus casas.

El grupo de mujeres apicultoras trabaja en el colmenar de Barreiros, Pernambuco. El monocultivo de caña de azúcar en el 92% de su territorio ha ido incrementando el riesgo de extinción de las abejas nativas, debido al gran volumen de pesticidas dispersos en el aire.

La apicultora Sonia Maria da Silva muestra una de sus redes de pesca. Además de dedicarse a la apicultura y al conocimiento de la tierra, muchas mujeres del asentamiento realizan trabajos artesanales para subvencionar los ingresos familiares.

Una pequeña franja de bosque nativo preservado en medio de los cañaverales de Barreiros. En esta zona solo queda el 12% del bosque original, que por más de 400 años ha sido utilizado para el monocultivo de caña de azúcar.

La desaparición y muerte masiva de las abejas no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, en los últimos años ha llegado a números alarmantes en Brasil. En tan solo tres meses durante 2019, al menos medio billón de abejas murieron repentinamente. Entre las principales sospechas se encuentra el uso indiscriminado de pesticidas.

Las abejas son responsables de aproximadamente el 70% de la polinización de las plantas que se cultivan para la alimentación, y su muerte pone en peligro la agricultura y la seguridad alimentaria en todo el mundo. Además, son fundamentales para la polinización de los bosques nativos, y su desaparición puede desencadenar la muerte de ecosistemas enteros.

Para preservar estas especies, desde 2020, un grupo de agricultoras de la zona forestal de Pernambuco ha combinado técnicas de mejoramiento genético con lo conocimiento ancestral para buscar formas sostenibles de crianza y protección de las abejas.

Trabajando en asociación con la Universidad Federal Rural de Pernambuco, ellas se convirtieron en las primeras apicultoras de la región, un trabajo hasta ahora realizado solo por hombres. Con el dinero obtenido de la miel, conquistaron una nueva profesión y también su independencia financiera.

Además de los ingresos, el proyecto generó una nueva dinámica en la comunidad. Con el fin de atraer más abejas, el grupo de mujeres comenzó a rescatar técnicas de siembra sostenibles y transformar los alrededores de sus casas, antes áreas no productivas, en oasis agroecológicos.

Hoy, de sus lotes brotan flores, frutos y miel de alta calidad sin pesticidas, demostrando que prácticas modernas como el mejoramiento genético de las abejas combinado con rituales ancestrales de cuidado con la tierra pueden ser la clave para generar ingresos en comunidades vulnerables y para la restauración de ecosistemas en el planeta.