Piatsaw: La resistencia de las naciones indígenas de la Amazonía ecuatoriana
PorNicola "Ókin" Frioli
04/12/2018 – El Coca, provincia de Orellana, Ecuador. Génesis, de cinco años, juega entre las tuberías de petróleo de Petroecuador (antes Texaco), que discurren a pocos metros de su casa, en las afueras de El Coca, en el norte de la Amazonía ecuatoriana. La madre de Génesis, Mónica, tiene cáncer, y uno de sus otros dos hijos nació con una enfermedad congénita. Mónica dice que algunas noches el ruido que produce el bombeo de petróleo es insoportable. También afirma que hace cinco años, río abajo, estas tuberías fueron las responsables de un derrame de petróleo, pero el personal de Petroecuador lo niega y asegura a todo el mundo que solo son tuberías de agua.
18/07/2017 – Nueva Loja, provincia de Sucumbíos, Ecuador. La mano de Donald Moncayo muestra pruebas del petróleo que Texaco vertió de forma negligente hace unos 48 años en uno de los muchos depósitos de residuos que rodean el pozo petrolífero de Aguarico (AG-04) en la provincia de Sucumbíos. Moncayo, miembro destacado de la Unión de Afectados por las Operaciones Petroleras de Texaco (UDAPT), relata que la gigante petrolera (ahora propiedad de Chevron) se limitó a cubrir con tierra sus piscinas de residuos petrolíferos altamente tóxicos y abandonó el terreno. La infame operación de Texaco en Lago Agrio, donde la empresa vertió residuos petrolíferos tóxicos en la selva amazónica ecuatoriana, contaminó una franja del norte de Ecuador donde cientos de personas han muerto de cáncer. Al menos 68 000 millones de litros de residuos tóxicos y 64 millones de litros de petróleo crudo fueron vertidos en el delicado suelo de la selva tropical en una zona de 4400 kilómetros cuadrados. La situación, apodada el «Chernóbil del Amazonas», ha amenazado la vida y el sustento de numerosas comunidades indígenas, pequeños agricultores e innumerables especies de flora y fauna. La UDAPT es una organización sin ánimo de lucro que agrupa a comunidades pertenecientes a seis nacionalidades indígenas (waorani, siekopai, siona, kofán, shuar y kichwa) y a unas 80 comunidades campesinas asentadas en la zona contaminada por la transnacional Chevron-Texaco. En 1993, la unión inició una demanda colectiva contra la petrolera por los daños causados en las provincias de Sucumbíos y Orellana, en la Amazonía ecuatoriana.
27/07/2023 Río Jatunyacu, Yutzupino, provincia de Napo, Ecuador. Devastación de la selva tropical alrededor del río Jatunyacu, en la provincia de Napo, Ecuador, causada por la minería ilegal de oro perpetrada por grupos criminales. Los pozos de excavación que quedan son peligrosamente contaminados con mercurio y otros residuos tóxicos. En el último informe del proyecto Andean Amazon Monitoring (MAAP) y la Fundación Ecociencia, Napo fue la provincia con mayor expansión minera legal e ilegal. En 2021, casi 1125 hectáreas se dedicaban a esta actividad, lo que representa un aumento del 316 % en menos de seis años. El estudio señala que «la minería ya es una causa directa importante de la deforestación», ya que es responsable de la contaminación de los ríos, el impacto negativo en los medios de vida de los indígenas y el 46 % de la pérdida de bosques.
14/11/2018 Comunidad Kichwa Santa Clara, provincia de Pastaza, Ecuador. Jóvenes kichwa montan guardia cerca de las excavadoras que van a excavar el bosque para la construcción de la central hidroeléctrica de Genefran sobre el río Piatúa. El proyecto no ofreció una consulta previa, libre e informada a la comunidad de Santa Clara, como debería haberlo hecho según la ley. Los trabajos preliminares de construcción de Genefran fueron detenidos por manifestantes indígenas en defensa del río Piatúa, la principal fuente de agua de la comunidad. Se cree que el Piatúa, un afluente del Amazonas situado en la región de Pastaza, en Ecuador, tiene millones de años de antigüedad y alberga una de las zonas con mayor biodiversidad del mundo, donde aún se desconoce la flora y la fauna. Para el pueblo indígena kichwa de Pastaza, el río Piatúa es sagrado: es un ser vivo, venerado y temido, amado y protegido.
20/07/2023 Parroquia de Taracoa, provincia de Orellana, Ecuador. Ligia, de 26 años, al fondo, cogida de la mano de su hija en la parroquia de Taracoa, provincia de Orellana, en la Amazonía ecuatoriana. Ligia no puede caminar. Vivía en la comunidad shuar de San Vicente, cerca del río Rumiyacu, donde en el año 2000 se produjo un vertido de petróleo con consecuencias fatales. Diez meses antes de que se tomara esta foto, comenzó a sufrir mareos y hormigueo en las piernas hasta que perdió la capacidad de caminar, quedando postrada en cama de forma permanente y dependiente de analgésicos que no puede permitirse. Su marido la abandonó cuando apareció la enfermedad. En febrero de 2023, se sometió a una operación en Guayaquil por un cáncer de cuello uterino. Desde entonces, ha estado esperando su certificado médico para confirmar su derecho a recibir una pensión mensual de 240 dólares estadounidenses del Estado debido a su discapacidad del 70 % causada por una enfermedad derivada de una catástrofe. Un estudio reciente de la Unión de Afectados por las Operaciones Petroleras de Texaco (UDAPT) confirma que la tasa de pacientes con cáncer en Ecuador es mucho mayor en las provincias con actividades extractivas.
18/07/2017 Comunidad de Dureno, Nueva Loja, provincia de Sucumbíos, Ecuador. Helmut Scholz, entonces miembro del Parlamento Europeo, observa la quema de gas de Petroecuador en la distancia. Su visita a Nueva Loja, Ecuador, junto con su colega parlamentaria Lola Sánchez Caldentey, formaba parte de una delegación encargada de evaluar el desastre medioambiental cometido por Chevron-Texaco. El derrame de petróleo debido a la negligencia industrial, a menudo denominado por los ecologistas el «Chernóbil del Amazonas», está considerado como uno de los peores de la historia reciente.
24/11/2016 San Juan Bosco, provincia de Morona-Santiago, Ecuador. Un helicóptero del Ejército del Aire Ecuatoriano (AEE) despega del campo de fútbol de una escuela en la parroquia de San Juan Bosco, provincia de Morona-Santiago, Ecuador. Durante unos días, el Ejército estableció su cuartel general en la escuela para atacar a los residentes de la comunidad shuar de Tsumtsuim, que habían decidido recuperar su territorio tras un desalojo forzoso de sus hogares en Nankints en agosto de 2016. Según informes oficiales de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), el Ejército ecuatoriano llevó a cabo una operación represiva en apoyo de la empresa minera china ExplorCobres S.A. (EXSA) para que pudiera iniciar actividades extractivas en la localidad de Nankints, sector Panantza, provincia de Morona-Santiago.
12/8/2016 Plaza Grande, Quito, provincia de Pichincha, Ecuador. Mujeres colocan sus manos sobre los escudos de la policía antidisturbios durante un enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas policiales en la Plaza Grande de Quito. La protesta denunciaba el ataque militar y la represión del Gobierno en Nankints, que, favoreciendo las actividades extractivas de empresas chinas, mantenía un estado de excepción en la provincia de Morona-Santiago.
03/12/2018 El Coca, provincia de Orellana Pedro, de 47 años, yace postrado en cama con un cáncer avanzado en su casa del barrio de Santa Rosa, en la ciudad de El Coca. Él y su familia forman parte de los cientos de víctimas afectadas por el vertido negligente de residuos petrolíferos de Texaco en la zona, que ahora se ve agravado por la quema de gas de las plataformas petrolíferas de Petroecuador. La familia Zambrano recibe una indemnización estatal de 100 dólares estadounidenses por las enfermedades terminales que padecen tres de sus miembros: dos niños con hidrocefalia y el padre con cáncer. Su hijo de cinco años (2018) vive con una discapacidad cerebral adquirida del 82 %, mientras que su hija de quince años (2018) presenta una discapacidad del 72 %.
07/12/2018 Comunidad Ai’Kofan de Sinangoe, provincia de Sucumbíos, Ecuador. Osvaldo, miembro indígena de la comunidad Kofán de Sinangoe, lleva una visera de navegación para drones durante una jornada de capacitación sobre el uso de drones y localizadores GPS impartida por la ONG Amazon Frontline. El 22 de octubre de 2018, el pueblo kofán de Sinangoe, en la Amazonía ecuatoriana, ganó una histórica batalla legal para proteger la cabecera del río Aguarico, uno de los ríos más grandes e importantes de Ecuador: se anularon cincuenta y dos concesiones mineras que había otorgado el gobierno violando el derecho de consentimiento de los kofán, lo que liberó a más de 32 000 hectáreas de selva tropical primaria del devastador impacto ambiental y cultural de la minería de oro.
03/04/2019 Provincia de Pastaza, Ecuador En un día lluvioso, Antonio Mayancha, miembro kichwa de la comunidad Sarayacu que coordina el proyecto Sisa Ñampi (Frontera de la Vida), planta árboles a lo largo de un perímetro específico del bosque. En veinte o cuarenta años, estos árboles en flor superarán la altura del resto de la vegetación circundante y delimitarán, en el aire y en la tierra, los confines del territorio sagrado kichwa mediante sus coloridas copas en flor. Este es un ejemplo de las múltiples tácticas que los diversos pueblos indígenas de la Amazonía implementan para proteger sus territorios ancestrales. Los kichwa de Sarayaku han luchado por la conservación de su territorio desde la llegada de las primeras empresas petroleras a Ecuador. La resistencia de la comunidad se ha mantenido como un frente unido que defiende la selva tropical y preserva su patrimonio biocultural del extractivismo. Los sarayaku, también conocidos como «el pueblo del sol del mediodía», deben su nombre a una profecía ancestral que veía a los sarayaku como un pilar en la defensa del territorio cultural y espiritual de la Amazonía ecuatoriana. Se dice que los sarayacu son «un faro de luz que brilla tan intenso como el sol del mediodía» y el último pueblo inquebrantable que se enfrentará a la amenaza extractivista.
04/08/2023 Comunidad waorani de Guiyero, Bloque 16 del Parque Yasuní, provincia de Orellana, Ecuador. Ewene Kemperi, un joven de 29 años perteneciente a la comunidad waorani de Guiyero, habla apasionadamente con el conductor del autobús durante su trayecto hacia las instalaciones de la petrolera estatal Petroecuador. Ewene pronuncia un sólido discurso en el que destaca la importancia de votar «SÍ al Yasuní» en el próximo referéndum nacional que busca detener la extracción de petróleo en el Bloque 43, ubicado en medio del Parque Nacional Yasuní. Hace cinco años, Ewene dejó su hogar en Guiyero para estudiar en la ciudad de Quito y escapar de los peligros del alcoholismo. Ahora ha regresado con una misión clara: informar a su comunidad y a otras vecinas sobre la importancia del voto afirmativo en la próxima consulta popular, programada para el 20 de agosto de 2023. [A día de hoy, la noticia es que el referéndum ha ganado de forma sin precedentes el voto afirmativo a favor de detener la extracción en el Bloque 43]. La relación entre los waorani y las empresas extractivas que se apoderaron de sus territorios ancestrales (una decisión unilateral y no consensuada del Gobierno de Ecuador) se ha caracterizado por conflictos, enfrentamientos y homicidios frecuentes. Desde 1985, la comunidad de Ewene y otras han habitado la zona concesionada para la explotación petrolera, conocida como Bloque 16, viviendo bajo la amenaza constante de desalojo. Para mitigar las tensiones y los conflictos con el pueblo waorani, la empresa ofrece servicios de transporte gratuitos y diésel y gasolina gratis en un gesto de buena voluntad.
11/01/2023 «Socavón» cerca del volcán Reventador, en el río Coca, provincia de Napo, Ecuador. Imagen tomada desde un dron que muestra el «Socavón» cerca del volcán Reventador, en la provincia de Napo. Esta devastación aguas abajo, causada indirectamente por la presa hidroeléctrica Coca Codo Sinclair (CCS), se produjo el 2 de febrero de 2020 debido al flujo inestable de agua creado por la presa CCS. Ecuador fue testigo del impensable colapso de su cascada más alta. Cuando la cascada de San Rafael se estrelló contra el río Coca, el desgaste del río por efecto dominó rompió tres de los oleoductos de Petroecuador dentro del Parque Nacional Cayambe Coca.
Los oleoductos del Sistema de Oleoductos Transecuatoriano (SOTE) y del Oleoducto de Crudo Pesado del Ecuador (OCP) que pasaban junto al río se rompieron, provocando un desastroso derrame de petróleo en el que 15 800 galones de crudo cayeron al río. Más de 100 comunidades kichwa perdieron su río, sus cultivos, su seguridad alimentaria y su ruta de navegación. La contaminación del río Coca, que posteriormente se extendió al Napo, Aguarico y otros afluentes amazónicos, afectó los medios de vida de 27 000 personas, que ahora se ven obligadas a consumir agua contaminada con petróleo, impregnando rápidamente sus territorios. Según un informe del New York Times, la presa CCS se construyó a pesar de todos los estudios y advertencias sobre las condiciones geológicas inestables, agravadas por el volcán Reventador en la zona. Como el mayor proyecto energético emprendido por Ecuador, la presa CCS también está detrás de uno de los mayores desastres medioambientales que contaminan los afluentes amazónicos.
24/12/2016 Comunidad Shariant, provincia de Morona Santiago, Ecuador. Grupo de indígenas shuar pertenecientes a la resistencia de Nankints durante los enfrentamientos entre miembros de la comunidad Tsumtsuim y el ejército. Esperan la señal de radio que les indica que deben desplazarse al río Zamora, donde tendrá lugar el enfrentamiento.
04/07/2017 Comunidad Tsumtsuim, provincia de Morona-Santiago, Ecuador. Gloria, con su hijo en brazos, contempla desde su casa el valle que se extiende al oeste de la comunidad Tsumtsuim, apenas siete meses después de su desalojo forzoso en Nankints. El 14 de diciembre de 2016, la provincia de Morona-Santiago fue declarada en estado de excepción. La comunidad de Tsumtsuim fue atacada por cientos de soldados que dispararon contra algunos de sus residentes. Las 26 familias que componían esta comunidad se vieron obligadas a huir, abandonar sus hogares y refugiarse en la escarpada selva. Actualmente, el Gobierno ecuatoriano ha concesionado 41 769 hectáreas de selva amazónica a empresas mineras extranjeras.
12/01/2023 Comunidad de Rumipamba, provincia de Orellana, Ecuador. Temy, de 28 años, se arregla el cabello en el patio de su casa en la comunidad kichwa de Rumipamba, provincia de Orellana, Amazonía ecuatoriana. Rumipamba es una comunidad kichwa dividida por una carretera que fue construida originalmente por Texaco para transportar el crudo que extraía a pocos kilómetros de estas poblaciones (1964-1992). Temy es pariente de María Guinda, una de las primeras personas en firmar a favor de la demanda colectiva presentada contra Texaco por el desastre medioambiental que causó en la zona. Tras la marcha de Texaco, la empresa estatal Petroecuador heredó la infraestructura y las instalaciones de oleoductos ya deterioradas que había construido Texaco. La zona donde vive Temy está muy contaminada debido a los continuos derrames de petróleo causados por los viejos oleoductos, aún en uso, y por el vertido negligente de residuos petrolíferos en la tierra y los ríos. Finalmente, Temy, al igual que otras personas de su comunidad, se sintió atraída por la oportunidad cercana de mejorar su situación económica trabajando en la planta de Petroecuador en Rumipamba. Tras apenas tres años y medio de servicio, comenzó a perder la visión del ojo izquierdo, perdió prácticamente la pierna derecha hasta el punto de no poder caminar salvo con extrema dificultad, y sus manos se deformaron. Un estudio reciente de la Unión de Afectados por las Operaciones Petroleras de Texaco (UDAPT) confirma que el número de pacientes con cáncer en Ecuador es mucho mayor en las provincias con actividades extractivas.
4/06/2017 Comunidad de Llanchama Cocha, provincia de Pastaza, Ecuador. Niños sáparas de la comunidad de Llanchama Cocha juegan a luchar después de bañarse en el río Conambo, cerca de la comunidad de Llanchama Cocha, en la provincia de Pastaza. Los sáparas son los propietarios ancestrales del territorio indígena más grande de la selva ecuatoriana. Alrededor de 573 personas sáparas viven en un territorio de más de 3100 hectáreas. Las guerras históricas entre Ecuador y Perú dividieron a los sáparas entre ecuatorianos y peruanos. La lejanía de las ciudades, la ausencia de carreteras interiores que atraviesen el bosque y un río casi imposible de navegar han mantenido este territorio, rico en petróleo, naturalmente protegido de las amenazas extractivas.
8/06/2017 Comunidad de Morete, provincia de Pastaza, Ecuador. Una mujer mira por la ventana un avión que acaba de aterrizar en la comunidad de Morete, en medio del territorio Sápara. Morete, al igual que otras comunidades de este territorio, solo es accesible por vía aérea, ya que el río Conambo no es navegable en ninguna época del año. La llegada de una avioneta es un acontecimiento especial y simboliza el contacto con el mundo exterior a la Amazonía. Las guerras fronterizas de 1941 entre Ecuador y Perú, así como la guerra del Alto Cenepa de 1995, dividieron a los sáparas entre ecuatorianos y peruanos. Los sápara son los propietarios ancestrales del territorio indígena más grande de la Amazonía ecuatoriana. Actualmente, también viven en este territorio comunidades kichwa, algunas de las cuales han comenzado a considerar la extracción de petróleo como una solución a su inestabilidad económica, sin darse cuenta del gran impacto en la salud, la destrucción y la contaminación que causaría en su entorno. No muy lejos de Morete, en el Bloque 10, una nueva concesión petrolera amenaza la vida de varias comunidades indígenas sapara y kichwa, lo que podría significar el fin de culturas que viven en estrecha relación con la naturaleza, amenazando también el futuro y la integridad del bosque.
14/11/2018 Comunidad de Santa Clara, provincia de Pastaza, Ecuador. Humo que se eleva de una hoguera de llantas provocada por manifestantes en la comunidad de Santa Clara, cerca del río Piatúa. La comunidad no estuvo de acuerdo con la excavación del bosque para la construcción de la planta hidroeléctrica de Genefran. Las centrales hidroeléctricas dañan los ecosistemas fluviales nativos al alterar las propiedades físicas, químicas y biológicas del río. Provocan la pérdida de hábitats al alterar gravemente el caudal de agua (esencial para mantener las condiciones ambientales de las especies) y dificultan la reproducción de la fauna. Además, afectan a las poblaciones humanas que dependen de los ríos para su subsistencia, como los asentamientos indígenas amazónicos, al alterar los patrones de pesca, riego y navegación, además de contaminar el agua con productos químicos industriales tóxicos.
02/04/2019 Río Bobonaza, Ecuador. Niña kichwa saltando desde un puente al río Bobonaza durante una calurosa tarde en la comunidad kichwa de Sarayaku. El río Bobonaza aún no ha sido contaminado por actividades extractivas, pero si alguna vez se viera amenazado, todo el modo de vida de los kichwa de la zona estaría en peligro, ya que estas personas dependen del río para su sustento. La Amazonía sigue siendo la selva tropical más grande del mundo gracias a sus numerosos afluentes (algunos de los principales provienen de Ecuador), cuyos ríos suministran entre 9 y 30 millones de galones de agua dulce al océano Atlántico cada día. Los estudios demuestran que, debido a la intervención humana, incluida la minería, la contaminación por petróleo, la energía hidroeléctrica y la deforestación, la Amazonía sufre la pérdida de grandes cantidades de agua dulce superficial. Incluso pequeñas pérdidas de agua en la selva tropical son capaces de alterar los ciclos globales del agua y exponer a la Tierra al calentamiento global y al cambio climático. Al proteger sus territorios ancestrales y sus ríos, los pueblos indígenas de Ecuador están impidiendo la destrucción de la selva tropical del mundo.
PIATSAW documenta la resistencia de las naciones indígenas de la Amazonía ecuatoriana que protegen sus territorios ancestrales del extractivismo. Durante décadas, la selva tropical de Ecuador ha sido devastada por algunos de los peores desastres ambientales de la Amazonía debido a derrames de petróleo y malas prácticas industriales. La minería legal e ilegal ha dejado paisajes lunares impregnados de mercurio y residuos tóxicos. La impunidad extractiva está poniendo en peligro una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo al envenenar la tierra y el agua, matando irreversiblemente el bosque y a sus habitantes desde dentro. Además, las concesiones gubernamentales no consensuadas a empresas extranjeras, que expulsan a las comunidades de sus territorios, están devastando el modo de vida de los pueblos amazónicos, dejándolos también vulnerables a las violentas organizaciones criminales que explotan el bosque. La lucha de los indígenas de Ecuador por la gobernanza de sus tierras legítimas ha ganado batallas legales sin precedentes contra las concesiones extractivas. Entre ellas se incluyen una demanda colectiva de 25 años contra la gigante petrolera Chevron-Texaco por la eliminación negligente de más de 17 millones de galones de residuos de petróleo; la restitución legal de las tierras de los shuar en Nankints tras ser atacados, desalojados por la fuerza y acosados legalmente por un gobierno cómplice de las empresas mineras chinas de cobre; y el reciente referéndum nacional de los waorani que impidió a Petroecuador perforar en busca de petróleo en el Bloque 43 del Parque Nacional Yasuní. Al proteger sus territorios y su patrimonio biocultural con diversas tácticas, las naciones indígenas de Ecuador, como los kichwa, los kófan, los shuar, los waorani y los sápara, están frenando el calentamiento global y salvaguardando la selva amazónica. PIATSAW comprende siete años (2015-2023) de largas estancias viviendo con comunidades amazónicas. Mi objetivo es seguir documentando el modelo de resistencia medioambiental indígena ecuatoriano que ya están reproduciendo otras naciones de América. Los antepasados sápara dicen que un poderoso espíritu llamado Piatsaw imaginó el mundo hasta hacerlo realidad; las soluciones a la crisis climática nos desafían a imaginar y sentir la selva tropical como ellos lo hacen. PIATSAW es un homenaje al compromiso inquebrantable que los pueblos amazónicos de Ecuador han demostrado como defensores de sus territorios ancestrales en la selva tropical; también es un testimonio de los abusos que han soportado tan dolorosamente; pero, sobre todo, es una visión de la extinción medioambiental y cultural que amenaza la Amazonía ecuatoriana.