Un oficial de la Guardia Nacional mexicana se encuentra junto a un cráneo, probablemente restos de una víctima de asesinato enterrada en una fosa clandestina. Al llegar, el colectivo de búsqueda descubrió dos cuerpos, uno parcialmente expuesto. La crisis de desapariciones forzadas se extiende por todo México. Aquí, una madre de Sonora, estado vecino, organiza búsquedas de fosas clandestinas en Sinaloa, impulsada por la esperanza de encontrar a sus dos hijos desaparecidos. 15/06/2022, Juan José Ríos, Sinaloa, México.
El colectivo Tesoros Perdidos está buscando una fosa clandestina. Según un informante, podrían permanecer enterrados alrededor de diez cuerpos en la zona, de los cuales solo se han encontrado dos hasta ahora. Como este lugar está catalogado como área natural protegida, el colectivo de búsqueda no tiene permitido cortar las ramas ni las raíces de los manglares durante su trabajo. 15/12/2020, Mazatlán, Sinaloa, México.
Irma Arellanes Hernández, de 47 años, fundadora del colectivo Tesoros Perdidos de Mazatlán, tras la desaparición de su hijo en 2017. “El 7 de junio de 2017, a las 00:38, mi hijo me llamó, me habló con una voz muy suave y baja y me dijo:‘Me golpearon y me robaron el dinero, pero estoy bien’ y yo le respondí:‘¿Pero qué está pasando?’ y no me contestó. Lo encontré en una fosa clandestina 20 días después de su desaparición forzada.” 27/03/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Irma se tatuó los nombres de sus hijos, Nahomi y Alain, en su brazo derecho. Al fondo, el retrato de su hijo asesinado por el crimen organizado en 2017. Alain Cortez Arellanes, de 24 años, era licenciado en criminalística. Probablemente fue víctima de una desaparición forzada tras un altercado vinculado al narcotráfico y al consumo de drogas. “Dicen que si no hay cuerpo, no hay proceso. Son mentiras… encuentras el cuerpo y tampoco hay proceso. Tenemos derecho a la verdad y a la justicia”, dice Irma. 27/03/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Consuelo Velarde entierra una cruz en el lugar donde acaba de encontrar el cuerpo de su hijo Juan Carlos, de 28 años, quien había desaparecido hace 5 meses. 05/06/2019, Mazatlán, Sinaloa, México.
Olga Mauricio está buscando a su hijo, Luis González, quien desapareció el 31 de marzo de 2020, cuando tenía 23 años. Era trombonista en un grupo musical local en la zona turística de Mazatlán. Todos lo llamaban Goku por su peinado, que arreglaba cuidadosamente cada mañana. Según sus padres, Goku tenía una relación sentimental con una joven, lo que no agradó a su exnovio. Esta es la única pista que tienen sobre su desaparición. Desde que su hijo desapareció, sus padres, Olga y Leone, no han dejado de buscarlo. Según sus padres, Goku tenía una relación sentimental con una joven, lo que no agradó a su exnovio. Esta es la única pista que tienen sobre su desaparición. Desde que su hijo desapareció, sus padres, Olga y Leone, no han perdido la esperanza de encontrarlo. Viajan regularmente desde el estado de Querétaro, donde viven, a unas 10 horas en coche, para participar en las búsquedas de personas desaparecidas en Mazatlán. Olga acude a un psicólogo y, durante una sesión, dijo: «No me gusta en quién me estoy convirtiendo, me estoy convirtiendo en alguien que no le teme a nada desde que mi hijo desapareció». 15/02/2022, Mazatlán, Sinaloa, México.
Placas de matrícula encontradas en la zona de búsqueda se utilizan para proteger el fuego al cocinar el almuerzo. Tras una búsqueda en internet, descubrieron que las placas pertenecen a un automóvil robado hace 10 años, en 2002. 14/02/2022, Mazatlán, Sinaloa, México.
El tío de Luis González sostiene una botella de agua bendita para rezar sobre una fosa clandestina. Luis González desapareció el 31 de marzo de 2020, cuando tenía 23 años. Era trombonista en una banda local en la zona turística de Mazatlán. Todos lo llamaban Goku por su corte de cabello, que arreglaba cuidadosamente cada mañana. Según sus padres, Goku tenía una relación con una joven, que no fue del agrado de su exnovio. Esta es la única pista que tienen sobre su desaparición. Desde entonces, sus padres y su tío no han perdido la esperanza de encontrarlo. Vienen del estado de Querétaro, donde viven, a unas 10 horas en coche, para participar en la búsqueda de personas desaparecidas en Mazatlán. 28/05/2024, Mazatlán, Sinaloa, México.
El colectivo tamiza la tierra usando un cedazo. Buscan los restos de Juan Carlos, de 28 años, encontrados en este mismo lugar un mes antes, casi cinco meses después de su desaparición. Al descubrir los huesos, los peritos acudieron a recuperarlos, dejando más de la mitad del cuerpo. 05/06/2019, Mazatlán, Sinaloa, México.
Una casa cerca de la zona de búsqueda, típicamente ubicada en las afueras de la ciudad en barrios pobres. El grupo de búsqueda pregunta regularmente a los vecinos si han notado algo inusual, pero los habitantes suelen permanecer en silencio por miedo a represalias. 29/05/2024, Mazatlán, Sinaloa, México.
Desde la creación del colectivo de búsqueda, las autoridades estatales han brindado mayor apoyo. Esto incluye seguridad reforzada, un camión para facilitar sus desplazamientos en la región, un perro rastreador y un antropólogo forense para asistir en la localización de fosas clandestinas. 21/10/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Noemy Padilla, de 43 años, busca a su hijo Juan Carlos Riviera Padilla, quien desapareció el 27 de mayo de 2019. Fue cuando Noemy acudió a denunciar la desaparición de su hijo que conoció a una mujer del colectivo Tesoros Perdidos. “Me da tristeza encontrar a una persona bajo tierra, pero al mismo tiempo es una esperanza de que otra familia pueda hallar a su ser querido. No me gustaría encontrar a mi hijo en estas condiciones. Sin embargo, hallarlo, aunque sea así, me dará algo de paz. El simple hecho de encontrarlo me permitirá finalmente darle sepultura, saber dónde encontrarlo.” 27/03/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Juan Carlos Riviera Padilla, de 23 años, está desaparecido desde el 27 de mayo de 2019. Trabajaba como cocinero en una taquería de su barrio. Un día salió del trabajo y fue con un amigo a comprar comida en la tienda Oxxo. Desde entonces, nadie volvió a saber de él. “En una búsqueda recorrimos un camino, encontramos ropa, camisetas, pantalones, carteras, muchas cosas… cinta, cosas con las que lo habían atado. Llegué a un lugar donde había muchos botes de basura. Vi una bolsa que me resultaba familiar, la voltee y vi un llavero que yo había hecho para mi hijo, era la bolsa de mi hijo. Esto es lo único que he encontrado de mi hijo hasta ahora.” 27/03/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
La tienda de conveniencia Oxxo donde Juan Carlos Riviera Padilla, de 23 años, hijo de Noemy Padilla, desapareció el 27 de mayo de 2019. 03/11/2022, Mazatlán, Sinaloa, México.
El colectivo Tesoros Perdidos se dirige a una fosa clandestina para realizar investigaciones. Excepcionalmente, debido al extremo peligro de la región, los acompañan alrededor de veinte soldados responsables de su protección. En el pasado, los grupos de búsqueda solían buscar los cuerpos de sus seres queridos solos y sin protección, lo que los hacía vulnerables a ataques de los narcotraficantes. 18/12/2022, Mazatlán, Sinaloa, México
Un soldado permanece en posición cerca del grupo de búsqueda. El ejército es enviado para proteger al colectivo, pero tiene prohibido participar en la excavación de fosas clandestinas. Durante la pausa del almuerzo, son las mujeres del colectivo quienes generosamente ofrecen comida a los soldados. 24/03/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Yolanda Cervantes sostiene entre sus manos temblorosas huesos humanos encontrados en lo que probablemente es una fosa clandestina de un narcotraficante. 22/10/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Micaela Ramos Carranza, de 56 años, y José Efraín Villela, de 62 años, buscan a su hijo José Efraín Montero Ramos, de 31 años, quien está desaparecido desde el 8 de agosto de 2014. José Efraín desapareció mientras terminaba su primer día de trabajo como guardia de seguridad en un centro comercial. 22/10/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Durante la intervención del perito forense, los miembros del colectivo de búsqueda se mantienen lo más cerca posible para observar los restos humanos e identificar señales distintivas, como ropa, una mochila o un tatuaje que pueda pertenecer a su hijo desaparecido. Posteriormente, se realizará una prueba de ADN sobre los huesos para poder determinar, potencialmente, la identidad de la víctima y su familia. 21/10/2021, Mazatlán, Sinaloa, México.
Mazatlán is far from being a cut-throat city as one might imagine given the violence that rages there. This seaside town in the state of Sinaloa welcomes half a million local and international tourists each year to the all-inclusive hotels on the beaches of the downtown. 29/03/2021, Mazatlán, Sinaloa, Mexico.
En 2017, mientras denunciaba la desaparición de su hijo en la estación de la policía investigadora, Irma Arellanes Hernández conoció a otras madres que atravesaban la misma desgarradora situación. Unidas por su dolor compartido, decidieron organizarse y comenzar a buscar por su cuenta. Desde entonces, a través de su colectivo Tesoros Perdidos, han descubierto aproximadamente 190 cuerpos de personas desaparecidas en fosas clandestinas en las afueras de Mazatlán.
Mazatlán, ubicado en la costa del Pacífico en el estado de Sinaloa, al norte de México, ha sido durante mucho tiempo un bastión del infame Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo. Para muchos jóvenes, unirse al cártel parece una forma de asegurar su futuro, a pesar de los riesgos de violencia, asesinato y desaparición. Sin embargo, muchas de las víctimas de desaparición no tienen ninguna relación con el crimen.
Esta es la sombría realidad que enfrenta el colectivo de madres que buscan a sus hijos. Para ellas, sus hijos pueden haber pagado un precio, pero creen que no deberían tener que cargar con el costo de nunca poder enterrar los cuerpos de sus hijos. Así, estas madres, armadas con picos, palas y tamices, recorren la naturaleza en busca de los restos de sus hijos, enterrados en fosas clandestinas.
El término “desaparecido” oculta convenientemente las cifras del crimen: ni vivos ni muertos. En México, actualmente hay alrededor de 110,000 personas desaparecidas, y un número incalculable de familias pierde la esperanza cada día de encontrar los cuerpos de sus seres queridos.