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Adicto

Los talibanes, ahora gobernantes indiscutibles de Afganistán, se han propuesto acabar con la lacra de la adicción a los estupefacientes, aunque sea por la fuerza. Al anochecer, los aguerridos combatientes convertidos en policías recorren los bajos fondos de la capital, devastados por la droga. Bajo los bulliciosos puentes de Kabul, entre montones de basura y corrientes de agua sucia, cientos de vagabundos adictos a la heroína y la metanfetamina son detenidos, golpeados y trasladados a la fuerza a centros de tratamiento. Los métodos de mano dura son bien recibidos por algunos trabajadores sanitarios, que no han tenido más remedio que adaptarse al régimen talibán. «Ya no estamos en una democracia, esto es una dictadura. Y el uso de la fuerza es la única forma de tratar a estas personas», dijo el Dr. Fazalrabi Mayar, que trabaja en un centro de tratamiento. Se refería concretamente a los afganos adictos a la heroína y la metanfetamina.