Mi prima Fernanda fue víctima de feminicidio en 2017. En ese momento, su hermana Siomara comenzó a cuidar a Nicole quien quedó huérfana con tan solo tres años. Desde entonces, Nicole sufre episodios de ansiedad que se manifiestan como dermatitis nerviosa muy severa. Cuando esto sucede, Siomara le aplica ungüentos y cremas en la piel después del baño para calmar la picazón y reconfortarla. Cuidar ante la Ausencia es una investigación visual que documenta la ola expansiva del feminicidio en México. A través de metodologías participativas realizo retratos colaborativos en diálogo con familias de mujeres asesinadas. Utilizamos motivos rosas como una forma de apropiación colectiva y redefinición de las cruces rosas que se colocaron por primera vez en Ciudad Juárez cuando cientos de mujeres fueron asesinadas con impunidad hace 30 años. Apelamos a una estética de la ternura donde el color rosa se convierte en una figura narrativa que da cuenta de las secuelas; el trauma transgeneracional y los impactos psicosociales del feminicidio en las infancias huérfanas y en las mujeres que quedan a su cuidado. Hasta el momento no existen registros oficiales; el Estado mexicano desconoce cuántos son, dónde están, y quien cuida a las niñas, niños y adolescentes huérfanos por feminicidio en un país que asesina a 10 mujeres cada día.
Hace un par de años, Siomara decidió cortarle el pelo a Nicole muy corto. «Creo que es mejor para Nico tener el pelo corto, porque ahora parece un niño varón y siento que corre menos riesgo cuando no estoy con ella».
“Todavía no he terminado de llorar a mi hermana, y ahora tengo que cuidar de Nicole. Es difícil aceptar que tuve que renunciar a mis propios sueños. A veces me falta el aire, y a menudo siento que me ahogo, que no puedo respirar”, Siomara Rico.
En 2016, cuando Campira fue asesinada, Alexa y Vladimir quedaron al cuidado de su abuela Margarita, quien, a pesar de la artritis, el dolor y la falta de trabajo, ahora se encarga de su cuidado. Cuando ocurrió el feminicidio, Margarita, su madre, dejó de tejer el suéter rosa que iba a ser para ella. Como parte del proceso de sanación familiar, hace unos meses, Margarita decidió terminar el suéter de su hija.
“Aunque busco justicia por el feminicidio de mi hija, ya no asisto a las marchas. La última vez que fui, la policía nos gastó lacrimógenos y me asusté mucho porque estaba con Alexa, que es solo una niña” menciona Margarita. Desde 2018, con el estallido feminista, el gobierno de la Ciudad de México ha respondido con una fuerte represión hacia las manifestaciones que protestan contra la violencia a las mujeres.
En 2011, los restos de Beatriz fueron encontrados junto a los de otras 24 mujeres en el Arroyo del Navajo en Ciudad Juárez, México. Kevin tenía solo dos años y quedó al cuidado de su abuela, Ana María. Cuando era pequeño y lloraba porque extrañaba a su madre, su abuela le decía que cerrara los ojos para poder verla con el corazón y la mente.
Cuando Ximena tenía 8 años, el novio de su madre le disparó dentro de su casa en la Ciudad de México. Después de escuchar los disparos y encontrar a su madre en el suelo, corrió por las calles en pijama para pedirle ayuda a su abuela. Ximena ahora tiene 16 años y, debido al trauma, sigue despertándose por la noche con ataques de pánico y ansiedad. 5 de octubre de 2024.
Cuando Ximena tenía 8 años, el novio de su madre le disparó dentro de su casa en la Ciudad de México. Después de escuchar los disparos y encontrar a su madre en el suelo, corrió por las calles en pijama para pedirle ayuda a su abuela. Ximena ahora tiene 16 años y, debido al trauma, sigue despertándose por la noche con ataques de pánico y ansiedad. 5 de octubre de 2024.
María Guadalupe fue declarada desaparecida en 2015 en la Ciudad de México, seis años después sus restos fueron encontrados enterrados en su casa y las investigaciones apuntaron que fue su marido y padre de sus hijas quien cometió el feminicidio.
Guadalupe fue asesinada por el papá de Wendy cuando ella tenía 3 años. Desde entonces es su tía Beatriz se hace cargo de ella. Beatriz recuerda que a Wendy le hacían burla en la escuela por no tener mamá y su manera de buscar cuidado y cariño era pedirle que la cargara y que le hiciera trenzas en su cabello.
Mi sobrina Nicole ha sufrido episodios de dermatitis nerviosa durante los últimos ocho años. De igual manera, Ximena, una adolescente de 16 años, se despierta cada noche con ataques de ansiedad desde que tenía 8 años. Lo que estas niñas tienen en común es el trauma por la forma en la que quedaron huérfanas: sus madres fueron víctimas de feminicidio cuando eran muy pequeñas. Hasta el momento no existen registros oficiales; el Estado mexicano desconoce cuántos son, dónde están, y quien cuida a las niñas, niños y adolescentes huérfanos por feminicidio en un país que asesina a 10 mujeres cada día.
Cuidar ante la Ausencia es una investigación visual que documenta la ola expansiva del feminicidio en México. A través de metodologías participativas realizo retratos colaborativos en diálogo con familias de mujeres asesinadas. Utilizamos motivos rosas como una forma de apropiación colectiva y redefinición de las cruces rosas que se colocaron por primera vez en Ciudad Juárez cuando cientos de mujeres fueron asesinadas con impunidad hace 30 años. Apelamos a una estética de la ternura donde el color rosa se convierte en una figura narrativa que da cuenta de las secuelas; el trauma transgeneracional y los impactos psicosociales del feminicidio en las infancias huérfanas y en las mujeres que quedan a su cuidado.