|

La Ruta Interrumpida

El contexto migratorio en México ha cambiado radicalmente. Las políticas del expresidente Donald Trump, ahora reactivadas en su segundo mandato, han presionado uno de los mayores retrocesos en el flujo hacia el norte en décadas. El cierre del acceso a asilo, la cancelación de la aplicación CBP One y el resurgimiento del programa “Quédate en Mexico” han dejado a miles varados en territorio mexicano. El trayecto, que suele iniciar con el sueño de alcanzar Estados Unidos, se conviritó para muchos en una carrera de resistencia contra el crimen organizado, la corrupción institucional y un sistema migratorio que, lejos de proteger, a menudo revictimiza. A lo largo de la ruta, los migrantes son blanco de secuestros, desapariciones y extorsiones por parte de grupos criminales que controlan pasos clave y rutas ferroviarias como la del tren conocido como La Bestia. Las víctimas son obligadas a pagar “cuotas” para seguir avanzando, y quienes no pueden cubrirlas enfrentan violencia física, explotación sexual o incluso la muerte. Hoy, el corredor migratorio en México sigue siendo un espacio de tránsito, pero también un limbo de derechos. Entre fronteras y sombras, cada paso hacia el norte es una apuesta contra la violencia, la pobreza y la indiferencia institucional. El reto no era sólo llegar, sino sobrevivir al camino. Ante la falta de oportunidades para cruzar a Estados Unidos, las familias vuelven a sus países de origen o han intentado adaptarse a México, dejando a miles en un limbo.