Las tensiones en la periferia del Amazonas

Retrato de Rosa Veras, en las marismas de Santa Rita – Brasil. La pesca artesanal ha sido una forma de vida durante generaciones, y Rosa ha pasado toda su vida pescando en las aguas que rodean su hogar. Sin embargo, la reciente construcción de una línea eléctrica a través de las marismas ha tenido un impacto devastador en la vida de Rosa. Las altas cargas eléctricas de la línea han perturbado el ecosistema acuático local, provocando una importante disminución del número de peces en la zona. Como consecuencia, Rosa ya no puede pescar lo suficiente para alimentar a su familia. La situación de Rosa no es única. Muchas pescadoras artesanales de Santa Rita se enfrentan a problemas similares como consecuencia de la construcción de la línea eléctrica. El impacto de la construcción de la línea eléctrica va más allá de la mera pérdida de ingresos de estas mujeres. La pesca artesanal es una parte crucial del patrimonio cultural de las marismas, y el declive de la industria amenaza la propia identidad de la comunidad. Además, el daño medioambiental causado por la construcción de la línea eléctrica tiene implicaciones a largo plazo para el ecosistema y el futuro de las generaciones más jóvenes de la zona.

Este es un retrato de Antonio Lima, el vaquero más anciano de la zona de los pantanos de la ciudad de Santa Rita. La región cuenta con una larga estirpe de vaqueros que han criado ganado durante generaciones. Sin embargo, Lima está preocupado por el futuro de su familia en la zona debido a la construcción de una línea eléctrica en las aguas locales. Su rutina diaria de salir a buscar su ganado por los alrededores de su rancho se ha vuelto cada vez más difícil debido al proyecto de infraestructura. El campo magnético y los fuertes zumbidos generados por la alta tensión de los cables ahuyentan al ganado. Debido a la naturaleza inundable de la zona, algunos de sus animales han muerto electrocutados al acercarse a las torres de transmisión construidas en los pantanos. El hijo de Lima se enfrenta a los mismos problemas en su rancho cercano. La infraestructura eléctrica ha trastornado el medio de vida de su familia, que depende en gran medida de los ingresos procedentes de la cría de ganado. «Las consecuencias de la construcción son devastadoras para nosotros», dice Lima. Nuestro ganado es nuestro sustento y no podemos permitirnos perder más».

Retrato de Fernanda Fernandes en las marismas que rodean el rancho de su familia en Santa Rita – Brasil. Sus recuerdos de infancia jugando en las aguas de las marismas de Santa Rita ya no son una realidad. La construcción de una línea eléctrica a través de las aguas ha tenido un impacto devastador en el ecosistema local. Las altas cargas eléctricas han creado un campo magnético que ha expulsado a todos los animalitos acuáticos que ella solía atrapar para divertirse, pero también puede poner en peligro la vida de los niños. El gobierno local ha prometido una solución, pero hasta ahora no se ha materializado. Fernandes y la comunidad tienen que lidiar con las consecuencias de la construcción de la línea eléctrica. Quieren que el gobierno y las empresas privadas responsables de la construcción asuman su responsabilidad por los daños que han causado y encuentren una solución sostenible que proteja tanto el medio ambiente como el bienestar de la comunidad.

Retrato de Antonio Serejo intentando pescar en las tranquilas aguas de los pantanos de la ciudad de Santa Rita. Durante generaciones, los pantanos de la zona han sido el sustento de las comunidades locales, incluida la familia de Serejo. Sin embargo, la construcción de tendidos eléctricos en la zona ha supuesto cambios significativos en su modo de vida. En 2019, la empresa responsable de la construcción del tendido eléctrico descuidó importantes protocolos de protección medioambiental en su prisa por completar el proyecto. Esto provocó la contaminación de las aguas durante la época de reproducción de los peces. En asociación con los impactos de las altas cargas eléctricas transmitidas a través de los cables, dio lugar a una alarmante reducción del 80% de la población de peces en los años siguientes. Como consecuencia, Serejo se vio obligado a abandonar su medio de vida tradicional como pescador y dedicarse a la cría de aves para compensar las pérdidas económicas causadas por los cables eléctricos. Como muchos otros en la zona, Serejo ha tenido que adaptarse a las circunstancias cambiantes mientras espera una respuesta del gobierno local en relación con el problema medioambiental.

Retrato de Praw Akroá-Gamella en el bosque que rodea la entrada principal de la aldea de Akroá-Gamella. Cuando era pequeña, Praw fue testigo de uno de los ataques más violentos contra un grupo indígena en la historia de Brasil. Decenas de hombres armados atacaron su aldea en las marismas de la ciudad de Viana, y varios miembros de su comunidad resultaron heridos de bala o mutilados de pies y manos. Los akroá-gamella fueron declarados extinguidos hace décadas, pero los miembros que quedan luchan ahora por recuperar sus tierras originales. Sin embargo, sus esfuerzos son recibidos con hostilidad y la comunidad está en constante peligro de ataque. Por vivir cerca de la entrada principal del pueblo, Praw, ahora adolescente, permanece en el bosque, vigilando a todo el que entra en su territorio. Se siente la encargada de vigilar a su pueblo.

Retrato de Rokrã Akroá-Gamella sosteniendo su arco y sus flechas en los pantanos donde se construyó un tendido eléctrico sin la autorización de su comunidad. Durante siglos, el pueblo indígena akroá-gamella se ha enfrentado a la violencia y a la explotación de sus tierras, lo que llevó a muchos a creer que se había extinguido. Sin embargo, en los últimos años, Rokrã y otras personas formaron una asociación para afirmar su existencia y reclamar sus territorios ancestrales. La ocupación de las tierras ancestrales de Akroá-Gamella ha interrumpido los proyectos de infraestructuras de la ciudad, lo que ha provocado conflictos con las autoridades locales. Tras una serie de ataques por parte de pistoleros a sueldo, en 2021 se enfrentaron a un nuevo desafío cuando un proyecto de construcción de tendido eléctrico se dispuso a cruzar su territorio, sin su aprobación. Cuando se construyeron las primeras torres, Rokrã empuñó su arco para resistirse a nuevas construcciones, lo que provocó una violenta acción de la policía local. A pesar de su detención ilegal, Rokrã afirma: «Soy un protector de mi pueblo, y utilizaré mis flechas para atacar a cualquiera que amenace el medio ambiente local y nuestra forma de vida».

Retrato de la chamán María Roxa en el interior de la casa de oración de la aldea Akroá-Gamella, rodeada de estatuas religiosas sincretizadas. En 2017, pistoleros contratados por ganaderos de búfalos que ocupaban ilegalmente las tierras de los antepasados indígenas atacaron la aldea. Muchos recibieron disparos durante el ataque, pero milagrosamente nadie murió. Según el chamán, sus vidas se salvaron gracias a la protección de los espíritus guardianes de los antepasados que viven en los bosques y aguas locales. «Nuestros antepasados fueron víctimas de los ganaderos. Se enfrentaron a la violencia y muchos murieron luchando por sus vidas en estos bosques. Mientras reconstruimos lo que les han quitado, contamos con su protección y bendiciones», dice Roxa.

Retrato de Kum’Tum, jefe del pueblo Akroá-Gamella, en su aldea cerca de la ciudad de Viana, Brasil. Tras una larga vida urbana como sacerdote católico, Kum’Tum cambió de vida y se comprometió a reconstruir su comunidad con otros descendientes de los Akroá-Gamella y los ancianos que quedan. Juntos, están recuperando sus tierras ancestrales, ocupadas ilegalmente por ganaderos de búfalos durante décadas, y reconstruyendo sus tradiciones y su lengua. Sin embargo, su resurgimiento cultural les ha convertido en un objetivo, y Kum’tum está en peligro constante. En 2017, fue el principal objetivo de uno de los ataques más violentos contra un grupo indígena registrados en Brasil. Cuatro años después, fue detenido ilegalmente y humillado por la policía cuando intentó detener la construcción de una línea eléctrica en sus tierras sin el consentimiento de la comunidad. «Vivo para mi pueblo, y no tengo miedo de morir para mantener a salvo nuestras tierras y tradiciones para las futuras generaciones de Akroá-Gamella», afirma el jefe.

Situadas en la zona de transición entre la Amazonía legal y el remanso brasileño, las marismas del estado de Maranhão son conocidas como «la franja de la selva amazónica». Esta tierra ha sido ignorada durante siglos por su paisaje amazónico poco habitual, pero ha sufrido un enorme impacto social y ambiental en los últimos años debido a la expansión del desarrollo económico local.

Los primeros impactos comenzaron en los años sesenta con la implantación de la industria de cría de búfalos. A lo largo de las décadas, indígenas y quilombolas han perdido sus territorios debido al acaparamiento ilegal de tierras, lo que ha generado conflictos violentos. En 2017, los akroá-gamella, un grupo indígena local casi extinto, fueron atacados violentamente. Reclamaban su territorio original cerca de la ciudad de Viana, pero los gamellas son vistos como una amenaza por los ganaderos de búfalos y la población urbana que vive en su territorio.

En 2019, la construcción de una línea de transmisión de energía contaminó las marismas y mató hasta el 80% de sus peces, principal fuente de alimento e ingresos de las comunidades locales. Este problema causó enormes impactos económicos y culturales, colapsando el modo de vida centenario de los grupos tradicionales de las marismas.

Este proyecto propone una documentación visual del estrés causado por el desarrollo económico del Amazonas y presenta, a través de los retratos de los personajes locales, los impactos en esta zona tan poco divulgada.