Retrato de la activista Tai con una cruz de caña de azúcar en el pelo. El azúcar fue la causa de que cientos de miles de africanos fueran arrancados de sus aldeas y llevados a las plantaciones azucareras de Cuba. La Iglesia católica intentó evangelizar a los negros para que olvidaran a sus dioses paganos y justificar de alguna forma este proceso esclavista.
Retrato de la cantante de rap La Reina con la corona y el mazo de collar de la Orisha Yemayá. Yeyamayá es la orisha que tiene coronada como santo La Reina en la religión de la Regla de Ocha-Ifá. Retrato de una esclava santera.
Retrato de la cantante de rap Yisi Calibre. Mapa de África.
Retrato de la cantante de rap La Fina sobre una imagen de la tumba en el cementerio de Colón de La Habana, de la familia Sánchez Ferrara perteneciente a la sacaracrocia de Cuba, la élite económica que se enriqueció con las plantaciones de caña de azúcar que utilizaban mano de obra esclava.
Retrato de Inaury, subdirectora del Museo Casa de África, experta en cultura africana. Imagen de unos grilletes originales utilizados por los esclavos y una escritura de compra-venta de una esclava y su hija.
Retrato de la modelo y actriz Jessica Borroto con cauries. Estas caracolas tienen un gran valor y significado en la cultura yoruba. Se utilizan como moneda, como elementos decorativos y también sirven para la adivinación y se utilizan en ceremonias religiosas. Jessica se ha negado a alisarse el cabello para salir a desfilar en pasarelas, actuar en películas o series en Cuba.
Retrato de la cantante y modelo Ivena. Ivena tiene ascendencia blanca, negra y china. Anuncio de venta de esclavas. Salón de la mansión de la familia Mena, una de las familias enriquecidas con el tráfico de esclavos y las plantaciones de caña de azúcar de La Habana.
Retrato de la actriz Jessica Aguiar junto a María Luisa Gómez-Mena heredera de la familia Mena, perteneciente a la sacarocracia de Cuba, unas de la mayores fortunas de la época, conseguida con el tráfico de esclavos y las plantaciones de caña de azúcar.
La mano de la cantante de rap Yisi Calibre sujeta un micrófono. Mano de un hombre que sujeta un machete de cortar caña de azúcar en una de las plantaciones de caña de Azúcar en la ciudad de Güines, provincia de Mayabeque.
En la época de la esclavitud en Cuba la cabeza de las mujeres se convirtió en un mapa hecho con trenzas y formas que solo ellos entendían. A través de las trenzas se mostraban los caminos que se habían marcado como rutas de escape. Además se guardaban semillas que luego les servían en los palenques para cultivar.
Pelo Malo es un viaje de búsqueda y reconocimiento del orgullo Afro en el que cantantes cubanas de hip hop con discursos feministas y antirracistas, junto a activistas civiles reivindican su herencia africana. El pelo afro se ha convertido, junto a la estética afro en la vestimenta, en una herramienta de reivindicación identitaria de los afrodescendientes en Cuba en los últimos años.
La expresión «pelo malo», que es una expresión negativa hacia el pelo de las personas negras, tiene una carga que va más allá de su mero significado literal. Esta expresión encierra un racismo atroz que perdura hasta nuestros días en Cuba. Perpetua estereotipos racistas que asocian la belleza y la aceptación social con características eurocéntricas, por lo que la descolonización de la belleza es un camino obligatoria a recorrer. Esta narrativa dañina desvaloriza la identidad y la cultura afrodescendiente. Los cánones de belleza han sido unos de los mecanismos muy efectivos en la construcción de los discursos racistas empleados por el poder colonizador.
En Pelo Malo he utilizado imágenes de archivo, objetos originales y elementos relacionados con el racismo y la esclavitud para generar un discurso visual entre el pasado y el presente. Un viaje al pasado esclavista de la isla para entender el origen de ese racismo que permea la sociedad cubana en sus diferentes capas. Un viaje al pasado para entender el presente de las nuevas generaciones de afrodecendientes.