En la fotografía, la mirada de Tania se refleja en el espejo retrovisor de su coche, una mirada marcada por la tristeza y el peso del recuerdo. Regresamos del manicomio de Sant Boi, uno de los lugares que dejó una huella indeleble en su vida. Fue allí, con solo 16 años, donde la internaron para «curar» su identidad —considerada una enfermedad— mediante terapia de electrochoque. El reflejo de sus ojos captura la intensidad emocional del momento, mientras resurge el recuerdo de aquella violencia institucional. La foto forma parte de un documental que recorre los lugares clave de su historia en Barcelona y sus alrededores.
Tania en un club de Madrid en 1977.
La fotografía muestra a Tania Navarro saliendo de la prisión Modelo de Barcelona, un lugar que en su día fue símbolo de la represión durante el régimen de Franco. Su expresión transmite una sensación de reflexión mientras se encuentra frente a la prisión, un lugar en el que estuvo encarcelada en múltiples ocasiones durante la dictadura. La prisión Modelo, que albergó a presos políticos y sociales, es ahora un centro cultural dedicado a la memoria histórica, lo que supone una importante transformación del lugar. El contraste entre el pasado de la prisión como lugar de represión y su función actual como centro de memoria es evidente en la foto. La experiencia de Tania, que incluye doce detenciones y su estancia en prisión, forma parte de la historia más amplia de la persecución que sufrieron muchos bajo el régimen de Franco. La imagen captura este momento de la historia, simbolizando tanto la lucha personal como la colectiva por la libertad y el reconocimiento.
El expediente policial de una de las diversas detenciones realizadas en 1976.
Tania caminando por los pasillos de la prisión donde pasó parte de su juventud encarcelada.
La fotografía muestra a Tania Navarro a los 16 años, en 1972, tras su primer arresto. Aparece con el pelo corto, resultado de un corte forzoso mientras estaba en prisión. La imagen captura el momento poco después de este acto, que formaba parte del procedimiento habitual para despojar a los presos de su individualidad. En aquel momento, Tania estaba detenida bajo las políticas opresivas del régimen de Franco.
Tania sostiene con orgullo una foto de su participación en primera línea en el primer Orgullo Gay de España, celebrado en Barcelona en 1977.
En la fotografía, Tania Navarro sostiene una imagen tomada durante el primer Orgullo Gay de Barcelona en 1977. En ella, Tania y otras mujeres trans encabezan el desfile, poniendo una vez más sus cuerpos en primera línea en la lucha por los derechos y la visibilidad. A pesar de la muerte de Franco dos años antes, en 1977 seguía vigente la Ley de Peligrosidad Social, una ley que permitía el arresto de personas homosexuales y trans, consideradas peligrosas para el orden social. La manifestación del Orgullo Gay fue brutalmente reprimida por la policía con porras, lo que puso de manifiesto la resistencia del régimen a la visibilidad de las comunidades marginadas. En 1977, a pesar de la amnistía política de 1976, las cárceles españolas seguían encarcelando a personas trans y homosexuales simplemente por su identidad sexual. Esta fotografía representa no solo un momento histórico de lucha y valentía, sino también un testimonio de la valentía de las mujeres trans, que lucharon por sus derechos a pesar de las graves dificultades y la violencia a las que se enfrentaban.
Una de las pocas fotos del archivo de Tania que sobrevivió al incendio de su casa hace dos décadas, en la que aparece una joven Tania en la playa.
En la fotografía, Tania está de pie en la ducha, con el agua corriendo por su cuerpo, exponiendo una de las consecuencias más duras de su pasado: toda su pierna derecha está manchada de un color púrpura intenso, un resultado irreversible de las inyecciones de silicona líquida a las que se sometió en su juventud. Este procedimiento, utilizado a menudo por muchas mujeres trans debido a la falta de acceso a cirugías seguras y asequibles, no solo causa graves daños físicos, sino que sigue siendo, incluso hoy en día, una de las principales causas de muerte prematura dentro de esta comunidad.
Tania durante un desfile de cabaret en la década de 1980, en el que se otorgaba el título de Miss Trans. Se señala a sí misma con el dedo.
La fotografía muestra a Tania Navarro en la Barceloneta, el barrio marítimo de Barcelona, caminando hacia la playa. El mar representa un lugar de refugio y tranquilidad para Tania, un lugar donde se siente a gusto.
La fotografía muestra a Tania Navarro presentando su segundo libro. A pesar de ser semianalfabeta, Tania ha escrito y publicado dos libros sobre su vida, compartiendo sus experiencias con un público más amplio. Su expresión es concentrada, lo que refleja el orgullo que siente por su trabajo. En los últimos años, Tania ha viajado mucho por España para presentar sus libros, interactuando con la gente y compartiendo su historia. La foto captura un momento de logro, destacando su resiliencia y determinación por hacerse oír, a pesar de los retos a los que se ha enfrentado a lo largo de su vida.
Las páginas manuscritas del libro autobiográfico de Tania, escrito en un estilo neorrealista que recuerda a Pasolini.
La foto muestra tres compañeros inseparables de los últimos años de Tania: el control remoto de la televisión, su teléfono y su inhalador Ventolin. Lamentablemente, sus pulmones se han debilitado y ha sido ingresada en el hospital decenas de veces en los últimos años.
Uno de los pocos retratos juveniles de Tania expuestos en su casa.
La fotografía muestra a Tania Navarro en su casa, preparando el almuerzo. Parece concentrada en la tarea que está realizando, de pie en su cocina mientras cocina. El escenario es sencillo y la postura de Tania sugiere un momento tranquilo y rutinario de su vida cotidiana. El contraste entre su soledad actual y la vida vibrante que llevó en su juventud. Como miembro de la comunidad LGBT, y especialmente como mujer trans, las experiencias de Tania estuvieron marcadas por la incertidumbre, con pocas perspectivas de un futuro largo debido a los retos sociales y médicos de la época. Sus primeros años estuvieron llenos de fiestas, viajes y una ajetreada vida social, ya que vivía el momento, sin saber lo que le depararía el futuro. Ahora, en su vejez, se enfrenta a la soledad, una experiencia común para muchas personas LGBT mayores, en particular las de la comunidad trans.
La fotografía muestra a Tania Navarro justo después de la presentación de su libro. Su carácter alegre y su risa contagiosa quedan patentes en su sonrisa sincera. Este momento de alegría refleja su espíritu resiliente y su forma de afrontar la vida, a pesar de las dificultades y los retos a los que se ha enfrentado a lo largo de los años. Su risa parece servirle de antídoto, una forma de superar el dolor y la soledad, de resistir y seguir viviendo con fuerza. A pesar de haber pasado por momentos de gran sufrimiento, Tania es capaz de expresar felicidad, recordando su capacidad para encontrar la luz incluso en las circunstancias más oscuras. La fotografía captura un lado de ella que transmite esperanza y fuerza, un símbolo de alguien que ha resistido y ha encontrado su camino a pesar de todo.
La fotografía muestra a Tania Navarro en Madame Jasmine, uno de los bares queer históricos del corazón del barrio del Raval, en Barcelona. Este es el barrio favorito de Tania, un lugar donde pasó su juventud tras la dictadura. Aquí trabajó como prostituta cuando era joven, pero también vivió fiestas, amores y encuentros que definieron la era posfranquista. En la década de 1980, el país florecía tras la muerte del dictador, y Tania suele decir que fue la mejor época de su vida, un periodo de libertad y descubrimiento. El Raval es el lugar donde Tania experimentó por primera vez su libertad, un barrio que creció y se transformó junto con la propia ciudad.
Una foto íntima de Tania mientras duerme. A estas alturas, la relación que hemos construido es de profunda confianza y cercanía.
Tania Navarro es una mujer trans que encarna la resiliencia y la supervivencia en un contexto histórico de extrema opresión y discriminación. Nacida y criada en una España gobernada por el régimen de Franco, su vida ha estado marcada por el abuso, la exclusión social y una lucha implacable por afirmar su identidad.
Obligada a vivir en la calle con solo 10 años tras ser rechazada por su familia, Tania comenzó a prostituirse a los 12 años para sobrevivir. A los 16, fue internada en el manicomio de Sant Boi, donde fue sometida a terapia de electrochoque para «curar» su identidad trans, una práctica cruel e inhumana típica de una época que consideraba la diversidad como una patología.
Durante la dictadura de Franco, Tania fue arrestada 12 veces y encarcelada en la prisión Modelo de Barcelona, un lugar que se convirtió en símbolo de la represión del régimen contra quienes se atrevían a desafiar sus rígidas normas sociales. A pesar de estas persecuciones, encontró la fuerza para luchar por su libertad y la de la comunidad LGBTQ+, convirtiéndose en una de las organizadoras y participantes del primer Orgullo Gay de Barcelona en 1977. De todas las mujeres trans de esa época, Tania es la única superviviente en la ciudad.
Este año se cumple el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco, un momento crucial en la historia de España. Tania, como sobreviviente del régimen de Franco, se encuentra en una posición única para vivir este aniversario, un momento que tiene un gran peso emocional para ella y para muchas otras personas que sufrieron bajo su mandato. Esta conmemoración arroja nueva luz sobre su increíble viaje de supervivencia, ya que ella es un testimonio vivo de la fortaleza de quienes soportaron la violencia, la exclusión y la represión del régimen.
En la década de 1980, Tania se enfrentó a nuevos retos: la epidemia del sida que diezmó a la comunidad LGBTQ+, sus batallas contra la adicción a las drogas y el alcohol, y una sociedad aún impregnada de discriminación. Sin embargo, logró sobrevivir, convirtiéndose en testigo viviente de un pasado doloroso y en la voz de aquellos que ya no están aquí.
Hoy en día, Tania representa una figura de extraordinaria importancia histórica. Su vida es una historia de resistencia y supervivencia, de alguien que luchó no solo contra un régimen opresivo, sino también contra los prejuicios sociales y personales. Este proyecto fotográfico celebra su fortaleza y documenta una historia que no debe olvidarse, para que las generaciones futuras puedan comprender el costo de la libertad y la visibilidad.