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Uganda: Donde se disputa la salud mundial

Alrededor del 75% de las nuevas enfermedades que afectaron al ser humano en la última década fueron causadas por patógenos transportados por animales. Algunas de esas enfermedades zoonóticas son bien conocidas, ya que provocaron importantes crisis sanitarias mundiales, desde el Ébola hasta el COVID19. Según el Global Virome Project, hay más de 1,6 millones de especies virales desconocidas en los animales, de las cuales aproximadamente 700.000 tienen el potencial de infectar y causar enfermedades en los humanos. En un intento de prevenir la próxima pandemia mundial, la comunidad científica internacional ha identificado varios «puntos calientes» en los que coexisten humanos y animales para vigilar posibles brotes de zoonosis emergentes en todo el mundo.

El Parque Nacional Impenetrable de Bwindi, en Uganda, es uno de estos puntos calientes, elegido por el Instituto Nacional de Salud estadounidense (NHI). Bwindi es un importante destino turístico internacional que experimenta una creciente presión demográfica y un fuerte desarrollo económico en sus alrededores. Además, las comunidades locales luchan contra un sistema sanitario deficiente. Todo esto, unido a algunas prácticas culturales y tradicionales potencialmente peligrosas, convierte a Bwindi en una «bomba de relojería» de brotes epidémicos. Los veterinarios y epidemiólogos locales trabajan duro para vigilar la salud de la fauna salvaje e identificar posibles nuevos patógenos que puedan infectar a los humanos, con el apoyo de socios internacionales.

Esta historia retrata el trabajo en primera línea de la vigilancia de enfermedades zoonóticas, en el contexto de unos sistemas sanitarios débiles y sin apoyo en África, y cómo esto podría poner en peligro el objetivo de proteger a la población mundial de la próxima pandemia.