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Cristina Sille

Desde la asunción del presidente Javier Milei, Argentina atraviesa una de las crisis más paradigmáticas de su historia reciente. Mientras las promesas de crecimiento y libertad económica llenan los discursos oficiales, en las calles la realidad es muy distinta: caída del consumo, despidos masivos, desfinanciamiento del sistema público y un Estado cada vez más ausente.

Hay manifestaciones de jubilados que exigen pensiones dignas, trabajadores de prensa agredidos, estudiantes que luchan por defender la educación pública y despedidos por el cierre de empresas. También hay represión: balas de goma, gas y sangre. La violencia estatal crece en paralelo a la desesperación social, y la calle se convierte en un escenario cada vez más hostil para el que protesta y defiende sus derechos.