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Luna de agua

Una mujer a bordo de un barco es mala suerte. Y si está en su luna, sangrando, el mar se enfurece. Esta es una de las muchas supersticiones que se repite en las costas venezolanas. Hasta hace poco, la pesca había sido una actividad tradicionalmente masculina en Venezuela, pero desde 2018 se ha producido una feminización del oficio que hemos estado mapeando como colectiva Solunar, especialmente en los estados de Aragua, La Guaira y Falcón.

El proyecto colectivo “Luna de agua” se acerca a los ciclos naturales que afectan la vida de las pescadoras: las fases lunares y las mareas, los ciclos infradianos del cuerpo femenino y las temporadas de veda. Al mismo tiempo, habla de la crisis económica y la lucha organizada de las mujeres por un espacio en este oficio.

A la precariedad de la crisis se suma la violencia de género, una amenaza constante para las mujeres en la costa venezolana. Con un feminicidio registrado cada 47 horas, según datos de Utopix en 2023, los estados costeros se destacan entre las regiones más afectadas por la violencia doméstica y los femicidios, donde la proximidad al mar contrasta con el aislamiento de las instituciones y redes de apoyo.

La línea costera es un reflejo de las desigualdades del país, donde la pobreza tiene una dimensión profundamente feminizada, como lo afirma la Encuesta de Condiciones de Vida en Venezuela (2021). Las mujeres asumen la mayor parte del trabajo no remunerado, asumiendo las responsabilidades del hogar en comunidades donde el acceso a servicios básicos y oportunidades laborales es limitado.

En estas zonas, ellas enfrentan un mosaico de vulnerabilidades. Aun así, despliegan estrategias colectivas que transforman la adversidad en resistencia, uniéndose para garantizar su supervivencia y la dignidad de sus luchas. Desde el cuidado de sus familias hasta la preservación de ecosistemas marinos, estas mujeres han demostrado que, incluso en un entorno hostil, son capaces de forjar un nuevo modelo de fuerza y solidaridad.

“Luna de agua” explora cómo las mujeres pasaron de tejer redes a usarlas y una parte fundamental de esta investigación radica en la rebelde propuesta de contar una historia a varias voces, retando el modelo de negocios de medios de comunicación que impulsan exclusivamente la individualidad, imponiendo nuevas miradas. Como colectiva combinamos fotografía, periodismo, antropología y activismo feminista. Nos inspiran las participantes de nuestras imágenes.