Afrovalerianos. Memoria, territorio y alteridad

Imagen realizada en un paisaje de la región de la Cañada, aludiendo a fotografía “La buena fama durmiendo”, pero con la complicidad de la joven Mirly, de la comunidad de afromexicana Valerio Trujano

El nopal forma parte del singular paisaje y de los recursos bioculturales en la comunidad, siendo una cactácea que se aprovecha y utiliza en su alimentación como parte de su conocimiento tradicional

La temporada del corte de cocochas es a partir del mes de marzo y abril. La cococha debe cortarse antes de que salga la flor para que conserve su sabor y pueda ser utilizada en la comida tradicional: Mole de cocochas

Una vez que nace la flor, la cococha no puede utilizarse en el mole, pero brota con singular belleza. En la imagen, tía Chona se ha colocado las flores en los ojos; en un acto de confianza, lúdico y creativo, como en una puesta en escena: florece.

Recorrido que hacía el tren por el puente murciélago

Brenda Leyva, en el río Grande. “Los Sabinos” es el sitio como popularmente se conoce a este paraje por sus árboles y por la generosa sombra que ofrecen, siendo muy visitado en temporada de Semana Santa.

Al centro de la imagen La tía Chona, como se le conoce en la comunidad a la señora Enriqueta Concepción Urrutia Astilleros, de 83 años, en compañía de sus hijas María Tecla y Elbira Hernández Urrutia; Maricruz y Lidia Alcalá Urrutia

Trabajó como sobrecargo de la línea aérea Mexicana de aviación. Mujeres profesionista de la comunidad que evocan orgullo en la familia.

Algunos predios de Varlerio Trujano integran, junto con otros 30 Municipios, la Reseva de Biósfera Tehuacán-Cuicatán

El señor Luis Urrutia Astilleros, alias tío Liche, tiene 85 años. Es el último integrante vivo del conjunto musical y familiar “Los Jaibos”, donde tocaba el saxofón, animando las fiestas en la región.

José Guillermo Chiu es un joven afromexicano que realiza distintos trabajos de albañilería y en la construcción para contribuir con su familia. Tanto a él, como a los jóvenes de la comunidad, no les tocó abordar el tren, pero han oído de sus familiares múltiples relatos sobre la importancia socioeconómica y cultural que tuvo el tren en toda la región (hasta finales del siglo XX), siendo un símbolo primordial de la modernización en todo el país. Algunos pobladores trasladaban sus productos —mango, limón, piloncillo, aguardiente, etc.— en animales de carga hasta la estación de Tomellín, a unos 3 kms. de Valerio Trujano, en donde estaba la estación del tren. El comercio se dirigía principalmente hacia la ciudad de Oaxaca y México. Al dejar de funcionar el ferrocarril, cesó el traslado de pasajeros por esa vía y disminuyó drásticamente la comercialización de productos locales, pues el transporte por otros medios era más costoso; quienes pueden llevar directamente sus productos a los mercados tienen que contar con un transporte privado.

Para continuar con sus clases a distancia y cumplir con las exigencias que implicó la prolongación de la pandemia, a la estudiante afromexicana Mirly Narcedalia su primo le obsequió una computadora que le ayudó a continuar con sus estudios de enfermería. Ella está consciente de la responsabilidad que tiene y del esfuerzo que ha significado para su mamá y su abuela apoyar la realización de sus estudios, ya que se convertirá en la primera profesionista de su familia. La imagen fue tomada una tarde, en su casa, mientras realizaba sus tareas escolares y “navegaba” por internet; filtrándose la luz del sol, avivando los bellos colores, parecía como a bordo de una nave (del conocimiento), dispuesta a transportarse hacia otro futuro.

Es Valerio Trujano la comunidad que actualmente concentra la mayor parte de afrodescendientes en la región de La Cañada, ya que ahí se instaló en el siglo XVI, la Ex hacienda Güendulain, con población negra esclavizada. Es interesante atestiguar cómo arquitectónica y vivencialmente coexisten el pasado con el presente. En la imagen, se ven al fondo sus vestigios y elementos arquitectónicos más importantes de su historia (el acueducto y Ex hacienda Güendulain) integrados al presente al compartir espacio con la escuela primaria y el kinder, donde los maestro(a)s han ido poco a poco reflexionando con sus alumnos afromexicanos sobre sus raíces, su historia y la importancia de conmemorar la proclamación de su libertad.

El árbol Mantecoso, destaca en la región de la Cañada y es aprovechado para leña

Mirly Narcedalia, joven afromexicana y estudiante de enfermería en Tehuacán, Puebla, en plena pandemia, ante el cierre de la Universidad, estuvo obligada a tomar sus clases de manera virtual. En su mesa del comedor, ingeniosamente improvisó un set para exponer; utilizando la muñeca que le obsequiaron en su fiesta de quince años, pudo a través de su celular grabar un video —y simular— sobre el procedimiento para poner un suero intravenoso y hacer otras prácticas de cuidados médicos con su muñeca “blanca”, “güerita”.

Tío Chona evocando la memoria de su difunto esposo Sabás, quien se murió ahogado en río Grande, al intentar pasar por el río que conecta a Valerio Trujano y Cuicatlán

Retrato de Juan Antonio Chávez Aguirre, taxista de la región

El Cardón, es una especie de cáctacea. Su belleza al anochecer es parte singular del paisaje así como de la vegetación que existe en los montes y al lado del camino que conduce a Valerio Trujano.

“Afrovalerianos. Memoria, territorio y alteridad”, es un trabajo documental y visual de largo aliento, sustentado en la vinculación, confianza y colaboración lograda con la comunidad afromexicana de Valerio Trujano, de la región de la Cañada oaxaqueña. Esta cercanía e inmersión me han permitido procesos de representación visual en donde se han ido integrando significaciones sociales, culturales e históricas mencionadas por la propia comunidad. La documentación visual ha incluido principalmente retratos, paisaje, arquitectura, así como rescate y digitalización de fotografías de su álbum familiar como un elemento central de su memoria identitaria y colectiva. La consideración de sus fotografías del pasado familiar entrelazadas a las imágenes generadas en el presente, han posibilitado la emergencia de historias y reflexiones cruciales para la comunidad en su búsqueda de reafirmación de su identidad afromexicana, la cual ha sido invisibilizada y no considerada, incluso, en la cartografía que representa a los pueblos negros de la costa de Oaxaca, México.

La propuesta pretende hacer converger, desde la fotografía —como vínculo social de una mirada de la otredad; de formas de vida que desde los derechos humanos y la dimensión cultural buscamos reconocer en su alteridad—, tres aspectos cruciales para su memoria social e identidad: la historia visual (al rescatar y digitalizar el álbum familiar), la historia oral (al reconocer sus voces, testimonios e historias como sustento y diálogo con las imágenes creadas) y las fotografías que realizo sobre su presente (considerando sus diversas realidades e imaginarios, e incluso, siendo sustentadas e “intervenidas” estas imágenes a partir de las historias, sitios significativos y memorias que los mismos pobladores me comparten).