Nunca olvides que te estamos esperando, nunca esperes que te olvidemos
Cristina Bautista casi no esta en casa, viaja por todo el país exigiendo que las autoridades encuentren a su hijo. A finales de febrero de este año, la acompañamos de regresó a su pueblo desde la Ciudad de México, ella volvía para ayudar a su hermano con los preparativos de la fiesta de San Salvador que concluirían con su mayordomía. La necesidad de abrazar y cuidar a quienes sí están, las hijas de su hija mayor que trabaja en los Estados Unidos, sus papás y su hija menor Mayrani, también la traen de vuelta.
La comunidad Nahua de Alpuyecancingo de las Montañas y la familia Bautista no encuentran a Benjamín Ascencio Bautista, una de las 100.000 personas desaparecidas en el país. Benjamín es parte de los 43 estudiantes desaparecidos a manos del ejercito y el crimen organizado en Guerrero a finales del 2014. Quizás este es el caso más dolorosos y mediático de desaparición en México y aún no hay rastro de la mayoría de los jóvenes, ni juicios, ni condenas. Al día de hoy, las desapariciones masivas continúan a lo largo del país.
Entre platos de pozole y cuetes, las historias de Benjamin comienzan a hacer eco en la casa. Hace ya ocho años que desapareció y todavía se habla de él en presente. Su abuela pregunta por él, sus sobrinas no han asimilado lo qué pasó, su hermana de un año menor le escribe por instagram cuando se siente sola. Aquí, mientras se habita un duelo prolongado, la ausencia envuelve lo cotidiano, y las fiestas persisten, no como reflejo del olvido si no como esperanza por repuestas. *reportaje realizado junto con el escritor Oscar López para The Guardian.