Un hombre nuevo
“No nací como me ves, soy un paisaje que florece día a día. Poco a poco percibo congruencia entre lo que siento y lo que veo. No puedo renunciar al erotismo de ser hombre. No pretendo ser igual que tú, ni ser nadie que no soy. No vivo la vida de alguien más.
Vivo una frustración muy grande porque no me aceptas. Me violentas. Me examinas con ojos infecciosos. Te escandalizas. Me miras profundamente buscando esa ambigüedad dolorosa que vivo día a día. Rebuscas ese sisma entre tu cuerpo y el mío, lo confrontas, me sentencias y me alejas. Con ojos endiablados me retiras las ropas, me desmiembras. Miras mi pecho, lo adviertes.
Miras mi entrepierna, lo dudas. Estrujas mi ser, me oprimes. Cuando me reconoces, me das la estocada final. Me matas.
Y yo al final del día, observo mi cuerpo y lo percibo aún confuso. Pero no te sientas mal, no te disculpes. Mi meta es ser yo, porque este cuerpo solo a mí me pertenece. Y entonces me levanto, me vuelvo a contemplar y poco a poco empiezo a aceptarme, a quererme.
Son tiempos de luz, tiempos de renacer; de ser quien verdaderamente soy.”