100 días de soledad

Llevamos 100 días de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio por la presencia del virus Covid-19 en nuestro país. La ciudad en la que vivimos, la ciudad de Buenos Aires, es el epicentro de los contagios en Argentina. 

Mis hijes de 8 y 5 años llevan su aislamiento con constantes altibajos, vaivenes emocionales, temores, euforia y contradicciones. En el fondo, viven el aislamiento como viven la vida cada día, pero sin el contacto con otres, insumo fundamental para la felicidad. 

Están en todos lados. Es tan agobiante como es maravilloso. Día 20
Sus historias mentales se mezclan en los espacios. A veces es armónico, otras es escándalo.
De haber tenido un hijo / no lo habría llamado / ni mario ni orlando ni hamlet / ni hardy ni brenno / como reza mi fardo onomástico / más bien le habría / colgado un monosílabo / algo así como luis o blas o juan / o paz o luz si era mujer / de manera que uno pudiera convocarlo / con sólo respirar / de haber tenido un hijo / le habría enseñado a leer / en los libros y/ muros / y en los ojos veraces / y también a escribir / pero sólo en las rocas / con un buril de fuego / de modo que las lluvias limpiarán sus palabras / defendiéndolas / de la envidia y la roña / y eso aunque nadie nunca / se arrimara a leerlas / de haber tenido un hijo / acaso no sabría qué hacer con él / salvo decirle adiós cuando se fuera / con mis heridos ojos / por la vida – Mario Benedetti
El almuerzo. Día 15 de una cuarentena sin fin.
Y un día nos ganó la angustia. Acá estamos, haciendo lo que podemos.
Retrato de familia. Día 45
«Nunca pensó en la palabra libertad, y la disfrutaba a su antojo en la selva» Luis Sepúlveda – Día 35
79 días y 79 atardeceres.