RIO DE JANEIRO, Brasil – La referencia más antigua al principio de la cámara oscura se atribuye al filósofo chino Mozi, en el siglo V a.C. Pero es en el Renacimiento cuando comienza a utilizarse como dispositivo óptico: una caja o habitación completamente oscura con una pequeña entrada de luz proyecta, en la parte opuesta de esta abertura, una imagen invertida de la escena exterior.
Desde entonces, la técnica se ha utilizado para los más variados fines: la visualización de los eclipses solares sin poner en peligro la visión; ayudar a los pintores en la búsqueda de una representación más fiel y bidimensional del mundo; hasta que sirvió de inspiración para obtener la primera fotografía de la historia, «Vista desde la ventana de Le Gras», realizada durante una exposición de ocho horas desde la ventana del inventor francés Joseph Nicéphore Niepce, en 1826, en la ciudad de Saint-Loup -de-Varennes, Francia.
No por casualidad, la ventana como punto de vista es un motivo recurrente en toda la Historia del Arte. De «La mujer en la ventana» (1822), del alemán Caspar David Friedrich, la ventana trasera, de Alfred Hitchcock (1954). De la espera al voyeurismo. hay muchas referencias, incluyendo a Dalí, Picasso, Matisse, Magritté, hasta la inspiración más reciente en la obra del fotógrafo cubano Abelardo Morell, que transforma ambientes ordinarios en escenarios surrealistas en su serie Camera Obscura.
Un lugar que comienza a ser resignificado por diferentes artistas contemporáneos de todo el mundo en los tiempos de Covid-19. Hoy en día, la ventana comienza a representar la frontera y el abismo entre el mundo exterior y el interior. Libertad y confinamiento.
La obs-cu-ra es la suma de todo. Una serie diseñada por el fotógrafo Bruno Alencastro desde la ventana del 4º piso del apartamento donde vive en el barrio de Copacabana, en Río de Janeiro. Desde allí, fue a las casas de 12 fotógrafos brasileños que aceptaron convertir sus casas en cámaras oscuras de gran formato y capturaron la vida en tiempos de pandemia. Cada uno con su singularidad. Logros y pérdidas. Deseos y privilegios. Miedos y esperanzas.
El resultado es un ensayo fotográfico caracterizado por una atmósfera oscura y enigmática, como el futuro indescifrable que nadie conoce con seguridad. Hasta entonces, el contacto con el mundo exterior sigue sucediendo a través de este marco limitado de la realidad, la representación de una vida cambiante. Un presente que nos hace pensar en el pasado en busca de respuestas para cuando todo esto termine.
Bruno Alencastro
Especialista en narrativas visuales con experiencia en fotografía, video y producción de contenido digital. Master en Comunicación, profesor y director de fotografía en Canarinho.