El pez muere por la boca

Juan David, un pez bebé, abre la boca en busca de comida.

El anzuelo sin carnada significa que esta vez, el pez no murió por su boca. Tendrá una segunda oportunidad.

A pocos pasos de la línea de playa, estaba un rancho cubierto por una polisombra de color azul que protegía del sol. Si bien, las ondulaciones y fuerza del mar, estaban al alcance para ser fotografiadas, me pareció más interesante abstraer la idea y pensar en la volatilidad cambiante del viento sobre un cuerpo textil como este. Desde hace varios años, es una práctica recurrente en mi trabajo utilizar polisombra o telas en clara alusión a Christo y Jeanne-Claude. La idea de cubrir, no solo habla de protegerse, también es esconderse.

El santo San Gregorio, patrón de los mares, y dummies impresos de Pablo Escobar, llamado por varios “patrón de los pobres” y “terror del Establecimiento”, esperan sobre un tronco-coral en la orilla de Isla Palma. Poner a Escobar en pequeño, significa alterar los roles: aquí, el extinto narco es movido y manejado al antojo del lanchero.

Utilizamos una tela metálica naranja para crear un espacio fuera de contexto y resaltar los músculos de la espalda y las lupas, como ojos de pez. Al final de la sesión, Juan David tomó la tela para jugar en la playa.

Arquitectura colorida en el pueblo. El color no es solo una capa de pintura que resalta el paisaje urbano, también es una forma de expresarse desde la alegría. En Rincón del Mar, Sucre, es común recorrer el pueblo y encontrarse con fachadas coloridas y cargadas de detalles. En este caso, una sombra -o presencia maligna- pareciera quererse adentrar en la vivienda. En la primera década de este siglo, entre 2000 y 2010, los habitantes tuvieron que cerrar sus puertas a estas presencias no bienvenidas.

¡Un gallo de pelea está listo para la batalla! Las peleas de gallo en Colombia son objeto de debate en este momento en el Congreso de la República, al igual que la pesca deportiva. Para una parte de la población, son consideradas prácticas violentas que deben ser erradicadas. Para otras, forman parte de su tradición y de su manera de divertirse. Esta foto representa ese estado límite entre una postura y la otra: caricia y ataque.

El pescador regresa a casa en medio de la tormenta. Intervención con tronco de madera, bolsa plástica e hilo dental.

Intentábamos navegar con una vela con lámina metálica como sinónimo de la imposibilidad del movimiento en el agua, con tan mala suerte que nos hundimos. No pudo haber sido mejor! La embarcación naufragó en alta mar y su forma recordó a las ballenas jorobadas que visitan el mar Pacífico enfrente de las costas de Bahía Solano para parir a sus ballenatos. Considero el error y la deriva como parte fundamental de mi trabajo por ir en contra del anhelo por lo que creemos es la «perfección».

Algunas de las fotografías en formato medio pasan por imprenta y se queman planchas para experimentar con las tintas (los cambios de color CMYK) y los “ojos de pescado” (que son sucios entre la tinta y el rodillo). Se intervienen las planchas metálicas, los remanentes de las tintas y las emulsiones. Se refotografían. Se toman detalles a los rodillos, las planchas y las máquinas. Así, las planchas, los aciertos y los errores hacen parte de la obra como símbolo del proceso de creación colectivo. Otras imágenes se imprimen, recortan y se llevan a campo para hacer nuevas instalaciones o capas de información.

Un pescado dibujado con hojas secas a modo de rompecabezas. Siempre desde pequeño me ha gustado desbaratar y reconstruir. Fernell Franco, célebre fotógrafo colombiano, decía que él había aprendido para desaprender. Esta fue de las primeras fotografías que hice en el 2016 del proyecto.

Un hombre-pez, un pez-humano. Esta imagen resume el proyecto «El pez muere por la boca»: el miedo, el quedarse callado, el cubrir la identidad. Al tiempo, de la representación de lo humano y lo animal. La hice gracias al azar: el lanchero se estaba quitando la pescuecera para darse un chapuzón, y en ese intermedio entre el cuello y el cielo, se formó un rostro similar al de la foto. Recompuse la escena y el fondo para lograr esta foto que puede resumir el proyecto.

El pescador empuña un coral. Es una arma! Nuevamente el juego y la risa, resultaron en esta foto. Estábamos visitando Isla Palma y paramos en un islote en medio del mar para construir el muro de ladrillos cubiertos con plástico, cuando mi amigo Federico empuño un coral y me apuntó. Me reí… Allí entendí que los gestos de violencia los tenemos normalizados desde pequeños, pero en un contexto de violencia y presencia del narcotráfico, ser apuntado con un arma no es ninguna causa de alegría. Es miedo puro!

Enfrente de la lápida, una flor paga tributo a los muertos de la violencia del narcotráfico. Luego de un almuerzo de pescado frito con patacón y arroz con coco, los restos de comida, tenían forma de cruz formando una tumba.

El cargamento de cocaína apilado a la orilla del mar esperando ser recogida por una lancha rápida. Esta fue una de las intervenciones que más preparación requirió, no por su complejidad, sino porque debíamos conseguir los ladrillos, conseguir una embarcación que soportara el peso y pudiera transportar la carga hasta la isla lejos de la línea de playa. Junto a Deivis y Federico, tuvimos varios accidentes por culpa del oleaje que pegaba a veces con fuerza desviando el muro improvisado: se partieron varios ladrillos y se perdieron algunos cauchos.

Las series de «Narcos» y «El Patrón del Mal» se ven en todas las latitudes, incluso en una isla desierta. Las series de televisión sirven de entretenimiento en días de lluvia u ocio. Las historias que allí se ven, no distan mucho, de lo que ocurre afuera cuando existe el control territorial por parte de bandas y los amos de la mafia.

Dobles exposiciones con Instax de islotes en Cabo Marzo, Bahía Solano. Como X-Photographer de Fujifilm en Colombia durante varios años, aproveché los equipos para hacer mi obra. Mientras fondeábamos (flotar en un punto específico al pescar) y miraba hacia los islotes visitados por pelícanos, imaginé la conjunción o diálogo entre roca y mar. Fotografiaba el islote y luego calculaba -y fotografiaba- el horizonte del mar en el centro del visor: cada foto era una sola oportunidad. ¡No había vuelta atrás!

Un pulpo emerge a la superficie para observar los acontecimientos de tráfico en la noche. Los peinados son tradición y conocimiento ancestral que se pasa de generación en generación. Las niñas, especialmente, aprender desde temprana edad a peinar a sus hermanitas pequeñas. Que a la postre, es una ayuda a las madres y hermanas mayores en sus quehaceres diarios.

La formación de chalupas al regreso de la jornada de pesca. Esta estructura de barquitas la tuve en mente desde un año antes de realizarla. Como he dicho, mi trabajo tiene un interés especial por la arquitectura y la escultura. Las intervenciones urbanas y paisajísticas, como en este caso, se soportan sobre la imaginación. La imaginación emerge como una ayuda vital en la construcción de imágenes mediante la evocación de metáforas, la combinación de técnicas y modos de visualización. El ejercicio nos permite proyectar la ilusión de alcanzar lo que proponemos, desde lo pequeño hasta lo grande; desde la representación hasta la realidad; desde el símbolo hasta el objeto; desde la memoria individual hasta la colectiva.

En la imagen, mi amigo de la infancia, Federico Martínez, representa con sus brazadas una bandera náutica a la vez que demuestra su gran habilidad para bucear a pulmón. Los buzos de Rincón del Mar son considerados los mejores por su gran capacidad de aguante de respiración y resistencia sin ayuda de quipos o tanques de oxígeno. Detrás de él, extiende sus brazos Deivis Vecino Altamar, mi otro gran amigo, a quien no le gusta el mar.

El pez muere por la boca reflexiona sobre la resiliencia de pueblos en contextos de narcotráfico y pesca. La línea de playa conecta el mar (o río) con el continente (o tierra firme) donde habitan comunidades anfibias con largas tradiciones de música, baile, peinado, juego y celebración. También de agricultura, gastronomía, turismo, observación de ballenas y naturaleza. Esta paz está permeada por presencia paramilitar, violencia y narcotráfico.

El narcotráfico necesita salida a la costa para sacar su producto al mar. En estos recorridos en lanchas rápidas son interceptados por la Armada o fuerza naval de Colombia, y su forma de fuga, es soltar la carga para hacer más liviana la embarcación. Los pescadores de poblaciones como Rincón del Mar, Sucre, en el Atlántico, o de Bahía Solano, Chocó, en el mar Pacífico, ocasionalmente encuentran paquetes que pueden significar los ingresos de un año de trabajo, rumbas de una semana. Algunos sucumben a esta presión, otros lo rechazan y se mantienen firmes ante los embates de la ilegalidad. Personajes tan macabros como Pablo Escobar o “Cadena” reinaron en estas tierras y condicionaron la vida diaria y las reglas de la comunidad.

“Los habitantes de Rincón del Mar recuerdan que hace más de veinte años el régimen de vida que les impusieron los paramilitares era de tanto temor y crueldad que por un capricho de Rodrigo Mercado, alias “Cadena”, se tumbó una escuela primaria para que no le siguiera tapando la vista al mar desde su casa, ubicada en pleno centro de ese lugar Pablo Escobar, por su parte, mandó construir hoteles en Isla Palma, mientras que Hernán Vélez, del Clan Urdinola, lo hizo en Bahía Solano; como lugar de verano.

El proyecto es participativo y de intervención en donde la comunidad es parte activa en la creación de las imágenes. Los contrastes entre las tradiciones (estados pacíficos o de paz) y la presión armada (grupos paramilitares y de narcotráfico) son expresados en diferentes acciones, paisajes, cuerpos y objetos. La cotidianidad se entremezcla con la construcción de las escenas. Aquí, el acto performático se confunde con el vaivén de la realidad, como un canto a ese límite indefinido entre mar y tierra, entre legalidad y prohibición.

Entre 2016 y 2021, he realizado excursiones de pesca junto a mi padre, mi hermano, mi tío y mi primo. Todos somos de apellido Escobar. Nuestro vínculo nada tiene qué ver con Pablo, pero sí con el mar, la tierra y sus hijos: Deivis y Federico, amigos desde 1990.