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Boda y funeral de mi amigo David

Esta es la historia de David Díez, un querido amigo mío, a quien le detectaron un cáncer de estomago en abril de 2019. David, de 35 años, fue sometido a una operación en la que le quitaron el estómago, parte del hígado y el bazo. Cuando todo parecía que iba bien, en pleno inicio de la pandemia, le comunicaron que la metástasis era irreversible y que el final estaba cerca. 

Decidí hacer un seguimiento durante la pandemia para dejar constancia de cómo es la convivencia con una enfermedad como el cáncer en una persona tan joven como él. En plena pandemia se casó solo con 16 invitados que era lo que permitía la ley y mediante un procedimiento de urgencia debido a lo avanzado que iba el cáncer. Quiso dejar todo preparado puesto que su hija tiene apenas diez meses. Unos días antes del trágico día visitó el cementerio donde descansa su abuelo y donde, como era su deseo, fueron enterradas sus cenizas.

Durante estos últimos meses, David, su hija Leire y su esposa Amanda tuvieron muchos momentos felices a pesar de la enfermedad.

La mayor preocupación de David era que su voz no se olvide, para que Leire la pueda escuchar cuando sea mayor. Por este motivo grabamos juntos el video que acompaña este artículo. Este testimonio se recogió el pasado 27 de junio. David aprovechó que su mujer y su hija habían salido de casa para repasar su vida y preparar su muerte. Él sabía que le quedaba poco tiempo. Representante del fútbol modesto madrileño, ex-futbolista, entrenador y directivo, era consciente de que estaba jugando la prórroga. 

David ingresó esa misma tarde, horas después de la grabación, y ya no volvió a pisar la calle. El 11 de julio se certificaba su muerte, mientras España conmemoraba el décimo aniversario del Mundial. Fútbol y vida, en fin. 

Descansa en paz, jugador. Descansa en paz, entrenador. Descansa en paz, amigo.