Pecar contra la moral de la sana distancia

Ilustración por Milko Torres, Texto por Omar Rincón

En estos tiempos de LA COSA donde hacer sentido es un acto de callar, se han creado nuevos modos de nombrarnos: Nueva Normalidad; metáforas de la guerra, el futbol y el otro como claves de la “lucha”; los símbolos de época mascarilla, virus, zoom; la idea capitalista de “aquí no ha pasado nada”, fallas en el sistema. Pero la figura que quedará como marca de época será la del distanciamiento como marca social, corporal, analítica, política y filosófica.    

La revolución feminista puso en el centro el cuerpo, mejor les cuerpos. Ahí actuó la política, la vida, el pensamiento.

Vino la moda de lo políticamente correcto y los cuerpos se volvieron teóricos, cuidadosos, sensibles, posibles.

Llegó la revolución digital y los cuerpos se perdieron en pantallas seguras e higiénicas que evitan los cuerpos: todo es descorporizado e higienizado, tanto que nos quieren vender la realidad aumentada como modos de corporizar sin tocar.

Y llego LA COSA, el bicho, y ahora si dejamos de ser cuerpos para no morir.

Se impuso la nueva ideología: LA DISTANCIA, el sano distanciamiento. Ahora, le tememos a todos los cuerpos. Los enemigos somos todos. El virus soy yo.

Ante esto solo nos queda la ciudadanía: la desobediencia y la disidencia cuidadosa: debemos actuar contra la máquina digital e higienista. No es ir a contaminarnos, virusiarnos… es revindicar los cuerpos en calle, activar en las redes, hackear la máquina, “being smarter, not faster”.

La máquina es más rápida pero los humanos y no humanos somos mas brillantes, ingeniosos y poderosos.

Hay que activar desde y en el horizonte del cuidado: rebeliones contra el consumo, contra los amos del norte, contra los que no han escuchado (políticos, empresarios, capitalismo, medios, academia) que estamos mutando hacia una vida mas simple y mas de todos, donde el asunto es la economía para todos y no el capitalismo para uno, el yopitalismo.

Por ahora, solo hay esperanza en las mujeres y jóvenes de América Latina, los saberes ancestrales de nuestros indígenas y afros.

La moda del DISTANCIAMIENTO debe ser frente a lo que nos trajo aquí: el capitalismo financiero y sin rostro, el extractivismo de la naturaleza y los otros, el consumo sin conciencia, la riqueza de pocos contra el hambre de muchos.

La lucha continúa y se hace desde el cuerpo propio, en los rituales de territorio y en el hackeo a la homogeneidad Google, Netflix y Facebook. La lucha es pecar contra la moral de la sana distancia. Amén.