A medida que Latinoamérica se fue convirtiendo en el epicentro de la pandemia, las cuarentenas decretadas por los gobiernos de la región afectaron de manera directa a millones de personas económicamente, en especial a aquellos que trabajan al día, al privarlos de la posibilidad de generar dinero para mantener a sus familias durante la cuarentena.
En Bolivia, más del 70% de la población vive del comercio informal. El Gobierno interino decretó unos bonos de 500 Bolivianos (alrededor de 72 USD) para ayudar a la población a afrontar la pandemia, pero esto simplemente no fue suficiente para atender a la gran mayoría. La desigualdad y el nivel de necesidad que existe en el país es muy grande, por lo que muchos se ven en la obligación de salir a las calles.
Entre Mayo y Junio pasé varios días acompañando a Daniela, conociendo personas extremadamente pobres y en condición más precaria de la que imaginé. Ver a estos jóvenes ayudando y exponiéndose ellos mismos en estos momentos tan complicados me hizo olvidar mis propios problemas. Para Daniela, “solidaridad no es dar lo que nos sobra, se trata de una redistribución, de compartir todo lo que se tiene. Es lo que nos han dejado nuestras culturas ancestrales”. Estas palabras comunicaron algo muy profundo que me quedará grabado para siempre y que como sociedad deberíamos considerar y practicar, especialmente en este tiempo de tanta necesidad.
Desinfección Comunitaria en El Alto
Resiliencia en tiempos de COVID-19
Marcelo Perez del Carpio
Fotógrafo documental y fotoperiodista Boliviano. Actualmente trabaja con múltiples medios internacionales a tiempo que realiza proyectos personales sobre temas culturales, sociales y ambientales, principalmente en Bolivia, Venezuela y la región.