La peste besa en la boca a toda la humanidad

Poesía por Ernestina Elorriaga, Fotografía de Santihago Escobar Rave

Y un día desperté adentro de mí 

era una migrante indocumentada

deseosa de entrar al paraíso

donde el imperio se dice ha puesto a resguardo la vida

días y días aguardando como si me fuese negada la luz

no era algo desconocido para mí

más me adentraba

más crecía la desesperación para que en mis oídos

irrumpiera como un portento el sonido único del tren

aguardaba con mi cuerpo cubierto de miedo

a la bestia de la liberación

ser mujer  ser NN

ser la noche que trae el silencio bien anudado a su entraña

ser un agujero apenas

es cargar con la marca de la peste

y un día desperté adentro de mí

las goteras del cielorraso en vano intentaban la música

soy muy niña aún pero sé

conozco el olor de la pobreza

sé que no tener zapatos nuevos para ir a la escuela

duele en el vientre y en el corazón

dice mi madre

que es en el corazón donde queda la marca

la que te excluye 

la pobreza es una peste que alguien deja caer sobre cuerpos inocentes

y un día desperté adentro de mí

andando por tus ojos desvaídos

supe que  tu cuerpo

ya no era el cuerpo amoroso que me acogía

que la distancia entre nosotros era imperativa

que tenías que recluir tus cuchillos del amor

que las píldoras no traían la salvación

que apenas ofrecían un recreo antes de la muerte

y que sida era el nombre de la peste que vagaba por la sangre de los amorales

y un día desperté

no era mujer migrante

no era una niña pobre

ni una amoral

pero la peste había decidido besar en la boca a la humanidad toda.