Quienes no pueden quedarse en casa
Ellos no tienen hogar y duermen en la calle o en casas ocupadas en Barcelona. La crisis del coronavirus ha empeorado su precaria situación.
Ellos no tienen hogar y duermen en la calle o en casas ocupadas en Barcelona. La crisis del coronavirus ha empeorado su precaria situación.
Tomamos las cámaras y salimos a la calle o recurrimos a la vida doméstica para registrar lo que pasa en nuestra parte del mundo.
Una nueva mirada a mi mundo, mi casa, mi esposa, mi familia, mis libros, mis mascotas, mi vida es lo que se retrata en estas imágenes que buscan ser autorretratos de agradecimiento, de compromiso y de buenos deseos para el mundo.
Hay miles de emociones de soledad, aislamiento, preguntas sin respuestas, ansiedad, reflexiones, ilusiones.
Este aislamiento social nos dio la posibilidad de crear y convivir con todo lo que tenemos cerca.
Doce fotógrafos brasileños aceptaron convertir sus habitaciones en cámaras oscuras de gran formato y capturaron la vida en tiempos de pandemia.
Mientras esperamos que allá afuera nos den una esperanza, o un aviso de que finalmente podemos salir a un nuevo mundo, que llegue el fin a la incertidumbre, necesitamos encontrarnos.
No podemos verlos desde nuestras casas hasta que los necesitamos. Luchan contra el coronavirus
desde su lugar, para que lo esencial no se detenga en esta España golpeada por la enfermedad y, a
veces, por la desesperación.
La angustia del encierro llevó al joven fotógrafo Manuel Fernández a hacer la reversión de la reversión. Una imagen de la foto del asado de Marcos López donde el Cristo aparece solo.
El encierro es una oportunidad de reencontrarme con mi madre y conmigo mismo. He buscado en nuestras limitaciones una causa para la inspiración.