Un destello en la niebla
Porque estamos aquí y el calendario tiene una rosa muerta entre sus hojas, la lluvia es una pátina, una caricia trágica, una niña corriendo descalza en el desierto, y nosotros sosteniendo una lámpara para alumbrar el mundo, un destello en la niebla, una palabra para enfrentar la muerte.
Y la palabra Hombre sosteniendo el futuro, la palabra Mujer dándole vida a lo que toca porque todo lo que toca se vuelve transparente, es memoria y caudal de un río incontenible.
Solamente por ese solo hecho, vivir es un desafío, un desafío en contra de los que quieren dominar el mundo, ponerlo bajo la suela del zapato como decía un poeta, y no importa si hoy coronan un virus o mañana crucifican a dios. La codicia los ha cercado e hizo prisioneros.
He visto en Guayaquil, como un papel mojado, tirado el muerto que no quería morir y en Milán y en Madrid y Nueva York y en Chaco a Sanlamuerte comiendo en sus heridas.
Y nosotros aquí, a contraluz del sol, poniendo el cuerpo, las manos y hasta la sombra. En donde el amor no es una palabra hueca, desmadrada, si no el buscar razones a tanto estropicio, saber donde se oculta la serpiente y en donde se ha refugiado el ángel de la guarda. Estar de pie cuando arrecie la tormenta y uno pueda reconocer en los escombros el rostro del verdugo.
Buscar una palabra, ay sí, y tener el corazón armado hasta los dientes.
Malvinas, Rosario de la Frontera, Salta, República Argentina.-