Así empieza el resto de mi vida
Así empieza el resto de mi vida. Aprendo a ir mas lento, redescubro la quietud, la soledad, la incertidumbre, los placeres sencillos, la maravilla de la naturaleza. Con o sin mascarillas, espero que se caigan las máscaras, que dejemos de decirle conspirador a cada persona que se atreve a cuestionar el giro que toma nuestro mundo.
Cinco rostros del miedo
Del miedo se ha dicho que es un horror helado, un mal incurable. Patricia Nieto describe cinco rostros del miedo durante la pandemia. Fotografía de Anna Da Sacco
Carta a Nicanor, nacido en medio de la Pandemia
Naciste en tiempos de los que surgirá una nueva normalidad porque la que teníamos ya no le funcionaba a nadie.
Una postal para Iván el cosmonauta
Este trabajo es el resultado de una propuesta de diálogo creativo entre el escritor Paulo Fehlauer y la artista visual Maria Fernanda Lopes. Consiste en la crónica y en la ilustración, hecha con carbón sobre papel e intervención digital. Ambos trabajos se llevaron a cabo de forma remota durante la cuarentena, debido a la pandemia…
Entre nuestras preocupaciones, un canto a la vida
Tuve que detenerme, respirar, hacer conciencia de mi presente. Desde lejos, observé la polvareda: el ir y venir de la gente en estado de alerta, las mascarillas que ya llevaban algunas personas, el desorden que se alzaba como al zumbido…
Un futuro más sostenible y resiliente
Una microscopica estructura molecular nos está recordando que el planeta tierra es nuestra única casa y que no tenemos otro lugar a donde ir.
Cuando nos abracemos de nuevo
En internet, durante varias horas reconstruimos nuestra pequeña república de cuentos, sonrisas, comidas.
La peste besa en la boca a toda la humanidad
Y un día desperté
no era mujer migrante
no era una niña pobre
ni una amoral
pero la peste había decidido besar en la boca a la humanidad toda.
Un Terremoto prolongado
Si estas líneas que he escrito no fuesen mías creería que vienen de un futuro post-apocalíptico. Pero no, es este presente, una especie de terremoto prolongado, y cada uno de nosotros, tiene su propio terremoto, sus propios gestos, sus pequeñas sencillas cosas.
Marzo
La o de los respiradores que convocan el oxígeno con violencia y luego te entregan la palabra salud junto al sudor metálico del miedo.
Silencio de terremoto
Durante estos días de cuarentena el ruido humano desapareció como lo hace los minutos posteriores a un terremoto.
Corazón y estuario
En cada extremidad de tu cuerpo hay un árbol, y en el centro, otro se hunde de sangre, corazón y estuario.
La ciudad y la niebla
Ningún puente o templo se escapó, se volvieron más y más transparentes hasta que se diluyeron completamente.
Hibernación
Señor, la casa se ha vuelto cuerpo,
y el cuerpo es ahora extraña compañía,
país para hibernar
Ausencia
Porque este entramado se teje de abrazos, mimos, olores, roces, charlas, mascotas, sueños, juegos, barrios; se teje con la tierra y sus ciclos, con los tiempos muertos, que paradójicamente son los más vivos.
La enfermera prodigiosa
Me ha pedido que hagamos el pacto de no tocarnos. Al principio, me costó, pero no hay nada que un niño no pueda comprender, así que ahora nos acariciamos solo con la mirada.
Pecar contra la moral de la sana distancia
Los cuerpos se perdieron en pantallas seguras e higiénicas que evitan los cuerpos: todo es descorporizado e higienizado.
La palabra clave es cooperación
Este virus vino a quedarse. Es parte de la naturaleza y en ella nada carece de sentido.
Alguien dice que el hombre es el virus de nuestra sociedad
Para sentirnos vivos revisamos las cifras de contagios, lo cerca que parecen, y miramos en redes si alguien ya pescó la infección.
Los sobrevivientes ambulaban amordazados
Para entonces
el tigre, el escarabajo, las ballenas y los pájaros,
todas las especies
se habían extinguido.
De pronto, la epidemia ya no me parecía Irreal
Nos pareció que era una suerte pasar aquí la cuarentena: a un pueblo casi desierto no puede llegar la epidemia.
Estado de excepción
Un par de mirlos en el cable de la luz,
un moscardón en la pared
y tambaleados por el viento unos manteles que se agitan a murmullos.
Las casas zumban…
Se está cayendo un mundo muerto
Hagamos silencio. Paremos: se paró el mundo. Luchemos para soportar la angustia de estar aislados y encerrados cuando quisiéramos estar juntos, en asambleas, en plazas.
Una mariposa bate las alas
Una mariposa bate las alas. Su movimiento es leve e imperceptible. Tan bello y tan catastrófico para el pueblo donde el terremoto se desencadenará irremediablemente.
Yo te congelo, tiempo
Que se congele el tiempo,
así puedo sacar a la calle,
todos los escombros,
lo que sobra
Arriba de las nubes el mundo sigue imperturbable
Cuando pueda volver al mar, a mis montañas, a mis bosques de niebla ojalá sea capaz de sentir ese mismo asombro.
Que se muera…
Que se muera el arlequín
disfrazado de viuda en el imperio inmundo, que se muera el que parió monstruos y lo proclamaron santo
Un destello en la niebla
el calendario tiene una rosa muerta entre sus hojas, la lluvia es una pátina, una caricia trágica, una niña corriendo descalza en el desierto